Ya sea para llevar a cabo un proyecto importante, invertir en educación o hacer frente a un gasto inesperado, muchos son los que en un cierto momento necesitan obtener una financiación externa. Aunque los mejores prestamistas casi siempre serán los propios familiares, acudir a esta fuente no siempre es posible, y menos aún en un período de crisis como el actual.

Conseguir la liquidez necesaria puede hacerse de diversas formas: teniendo todas ellas características diferentes, también serán más o menos convenientes según qué y cómo se espere conseguir.

Anticipo de nómina. Aquellos trabajadores que cuenten con una nómina podrán acceder a este tipo de financiación en caso de que estén atravesando algún problema económico. Tal y como se recoge en el artículo 29 del Estatuto de los Trabajadores, “el trabajador y, con su autorización, sus representantes legales, tendrán derecho a percibir, sin que llegue el día señalado para el pago, anticipos a cuenta del trabajo ya realizado”.

Así, podrá obtener solamente un porcentaje de la nómina que ha trabajado pero no cobrado, aunque a la hora de la verdad la mayoría de los convenios tienen condiciones más abiertas. La cantidad anticipada se descuenta de la siguiente nómina.

Tarjetas. Las tarjetas de crédito son herramientas útiles en aquellos casos en los que se necesita realizar una compra por un importe elevado, ya que permiten aplazar los pagos y disponer de crédito en el momento. Son especialmente interesantes las tarjetas que ofrecen descuentos en establecimientos específicos, recibos u otros servicios. Pero por otro lado, tienen intereses muy elevados que superan fácilmente el 20% TAE, en el que se incluyen comisiones importantes, por lo que no se recomienda su uso como forma habitual de pago.

Otro tipo de tarjetas de financiación son las revolving. Son similares a las de crédito, pero requieren un uso aún más comedido: aplazar lo pagos es obligatorio al utilizarlas, y sus intereses suelen ser mayores. Se recomienda utilizar estas tarjetas en compras puntuales y pagando en cada plazo la máxima cantidad posible, de forma que la deuda restante no cree demasiados intereses.

Préstamo personal al uso. Pedir un préstamo personal al banco es una de las opciones que más se utilizan en este tipo de casos. Por lo general, las entidades ofrecerán las mejores condiciones a aquellas personas que muestren un historial de pagos correcto y sean solventes, por lo que será más sencillo obtenerlo en el propio banco.

Al acceder a este tipo de productos es conveniente tener en cuenta su TAE, pero también el plazo de amortización de la deuda y las comisiones. Cuanto mayores sean estos factores, menos rentable será el préstamo.

Financiación colectiva o “crowdlending”. Las llamadas plataformas p2p (peer to peer, de compañero a compañero) actúan como intermediarias entre prestamistas particulares - que a cambio de dejar su dinero adquieren un interés- y aquellos que buscan una financiación.

Además, se ocupan de establecer garantías para ambas figuras, como por ejemplo mediante el examen de los perfiles de riesgo de los prestatarios. Este tipo de plataformas suelen ofrecer intereses bastante competitivos, por lo que siempre son una solución a tener en cuenta.

Descubierto en la cuenta. Mantener la cuenta en números rojos conlleva unas comisiones muy elevadas que cada banco puede establecer prácticamente a su gusto. Eso sí, hay que tener en cuenta que, por ley, éstas nunca podrán superar 2,5 veces el interés legal del dinero- que en 2014 se encontraba en el 4%.

Otro de los inconvenientes de esta opción tiene que ver con los cobros que realizan muchos bancos a la hora de avisar al titular de su situación reclamar el pago de la deuda. Aunque el Banco de España considere que es una mala práctica, la realidad es que muchas entidades aún la tienen vigente y es un punto a tener en cuenta.

Minicréditos. Durante los últimos años han estado proliferando en España las empresas que se dedican exclusivamente a financiar a particulares mediante créditos que oscilan entre los 300 y 600 euros. Además de por su cantidad limitada, también se caracterizan por tener plazos de amortización muy cortos y requisitos de concesión muy flexibles (algunos permiten que sus clientes estén registrados en ASNEF, algo impensable en un banco).

Son precisamente estas características, junto son sus elevadísimos intereses por retrasos en los pagos, las que los hacen especialmente inadecuados para aquellas personas que tengan tendencia a endeudarse. Antes de acudir a una entidad de minicréditos, es importante tener claros los tiempos y que se trata de una solución puntual.

La opción elegida debe ser meditada y estudiada para evitar endeudarse más.

Yaiza López-Huerta, colaboradora de iAhorro