Hace unos días se conoció los últimos datos de morosidad de los créditos concedidos por las entidades financieras a particulares y empresas, una cifra que alcanzó en febrero el 8,15%, lo que supuso superar por primera vez la cota del 8% desde hace 18 años. Esta subida mensual de dos décimas, supone más de dos puntos con respecto al 2011, cuando se superaba el 6%, es decir los créditos dudosos subieron 31.235 millones de euros en el último año.

Para cubrir esta contingencia, los bancos destinaron otros 9.515 millones de euros y las provisiones se elevan hasta los 82.006 millones. Y lo peor es que las perspectivas son aun peores, y se estima que superará el 9% este año. Pero la razón no está sólo en que la mala situación económica lleve a muchos clientes a no poder pagar sus préstamos e hipotecas y que entren en la cartera de 'dudosos' sino también en los bancos y la restricción del crédito.

El estrangulamiento de su negocio

Para el 2012 se estima que como mínimo a concesión de crédito caiga un 3%, y lo que es peor, sobre unas cifras mínimas. Y es que en la actualidad la tasa de concesión del crédito nuevo a familias ha caído desde los máximos del 2007 en orden del 75% mientras que a las empresas supera el 54,2%.

Si los bancos no renuevan su cartera de préstamos, consiguen principalmente ahogar la economía, paralizan el consumo y las inversiones de la empresa, pero lo peor se ahogan ellos mismos. Seguirán destinando una cifra muy importante a provisiones, por créditos pasados, y puede que una pequeña parte a préstamos nuevos, muy reducida ya que los criterios de concesión son más estrictos, pero sus datos serán mucho peores por dos vías. La primera, la reducción de su negocio perdiendo muchos ingresos por intereses que no pueden sustituir tan fácilmente. En segundo lugar, al tener una cartera cada vez más reducida, al irse finalizando préstamos y conceder muchos menos, el porcentaje de morosidad sobre el total de créditos crecerá más rápido.

¿Cómo es posible? Sencillamente, los bancos siguen jugando con ventaja. Con las ayudas públicas consiguen cubrir buena parte de su restructuración y por otro lado gracias a las inyecciones del Banco Central Europeo, al 1%, dinero barato que luego canjean en parte por renta fija a tipos superiores (especialmente en bonos del Estado a tipos por encima del 3%) y que compensa en parte sus ingresos vía intereses. Es decir, mientras que el Gobierno no 'empuje' a los bancos a que aumenten su flujo de crédito, sus ayudas y las de otros organismos son un aliciente para todo lo contrario.

Además se crea un círculo vicioso, ya que el crecimiento de la morosidad sirve de excusa para no aceptar nuevas operaciones. En definitiva, si queremos salir de la situación de recesión en la que 'oficialmente' ya estamos se necesita una mayor implicación de las entidades financieras en la economía real.

Antonio Gallardo, iAhorro.com