Oporto despliega todo su encanto a orillas del Duero, seña de identidad de la segunda mayor ciudad de Portugal y famosa mundialmente por sus vinos. Además de los atractivos de la urbe, que son muchos, la zona histórica es Patrimonio de la Humanidad desde 1996 por su riqueza monumental y paisajística.

El casco antiguo adquiere un valor panorámico singular, especialmente si se observa desde sus puentes, algunos tan emblemáticos como el de Dom Luiz, aunque también es posible admirar la belleza de la urbe desde la Torre dos Clérigos, la torre sineira -de la iglesia del mismo nombre- de estilo barroco concluida en 1763 que domina el centro antiguo y es la más alta del país en su género.

Otra parada es la imponente Sé catedral, rematada en el siglo XIII y con huellas de otras épocas que la convierten en un monumento fascinante.

Dinámica y tradicional a la vez, Oporto cuenta con otros edificios emblemáticos como la Casa da Música, proyectada cuando la ciudad fue Capital Europea de la Cultura en 2001, un edificio que además de exaltar todas las melodías se ha convertido en importante centro cultural.

La ruta monumental en esta urbe que dio nombre a Portugal tiene otras visitas imprescindibles como el Palácio da Bolsa, el Museo Serralves, la iglesia de São Francisco o la de la Misericordia, entre muchas otras. La vecina Serra do Pilar, en Gaia, ofrece también magníficas vistas.

Oporto es famosa por sus vinos. Se producen en la zona montañosa del Alto Douro, la más antigua región demarcada del mundo, y donde se cultiva la vid desde hace al menos dos mil años. Una asociación singular de clima, suelo, casta y tradición hace posible un vino único.

Palácio da Bolsa, visita obligada en la ciudad

Uno de los edificios de visita inexcusable en Oporto es el Palácio da Bolsa, situado en el centro histórico de la ciudad, clasificado como Patrimonio Mundial por la Unesco y erguido por la Associação Comercial do Porto sobre las ruinas del Convento de São Francisco. Se ha convertido por excelencia en la sala de visitas de la ciudad del Duero, recibiendo a los más ilustres visitantes, desde reyes a presidentes de la república o ministros de casi todos los países. Así, se ha transformado en el edificio monumental más visitado del Norte del país, con más de 340.000 personas al año.

El palacio fue levantado bajo el auspicio de la Associação Comercial do Porto, que nació en 1834 con el propósito y la misión de promover la prosperidad y la ilustración de la región de Porto y Norte, defendiendo en particular los intereses de su comunidad de negocios. Desde hace más de 180 años desempeña funciones de Câmara de Comércio e Indústria, estatuto que fue oficialmente reconocido el 8 de febrero de 1982 por el Estado portugués.

El lugar escogido para levantar el Palácio da Bolsa no podía ser mejor, pues era el corazón de Oporto, el centro comercial volcado hacia el río, donde cargaban y descargaban los numerosos veleros del tráfico oceánico desde los albores de la nacionalidad.

El alzado del edificio, muy al gusto del paladianismo inglés, irradia belleza y dignidad. En el interior son muchos los espacios que causan admiración.El Pátio das Nações, que acoge al visitante, es el resultado de la cobertura y pavimentación del patio interior del antiguo convento de São Francisco. Belleza y admiración es lo que produce ver la cúpula de vidrio sostenida por 24 columnas de corte clásico en hierro fundido que tamiza la luz solar. Admiración causan también los paneles del techo,ideados por Tomás Soller y pintados por Luigi Maninni. El Salão Árabe, la joya del Palácio, se inauguró el 12 de junio de 1880, con motivo del tricentenario de Camões,tras culminar 18 intensos años de trabajos decorativos. Hay muchas más sorpresas en este edificio abierto a la ciudad, sede habitual de exposiciones, congresos, ferias, conferencias y muchos otros eventos. Todo es preciso y hermoso en este emblemático palacio abierto a la ciudadanía.