El francés Warren Barguil (Sunweb) celebró por todo lo alto la Fiesta Nacional del 14 de julio al ganar la decimotercera etapa del Tour, entre Saint Girons y Foix, de 101 kilómetros, a la que se sumaron como protagonistas el colombiano Nairo Quintana y los españoles Alberto Contador y Mikel Landa.

El italiano Fabio Aru mantuvo el jersey amarillo en una etapa explosiva de principio a fin, no apta para cardíacos.

Barguil, de 25 años, fue el más rápido dentro del grupo de cuatro escapados que se jugaron al esprint el triunfo de etapa. Se anticipó en la meta de Foix a Quintana, Contador (Trek) y Landa (Sky).

El cuarteto puso contra las cuerdas al grupo del líder Fabio Aru, quien mantuvo el jersey amarillo en jornada de máxima intriga. El ciclista italiano cruzó la meta junto a Chris Froome (Sky) a 1.49 minutos. Suficiente para salvar el maillot amarillo más sudado de los últimos tiempos.

Entre el grupo del vencedor y el de Aru llegaron, defendiendo sus respectivos puestos en el 'top ten' el irlandés Dan Martin y el británico Simon Yates, a 1.39.

Peligró el liderato de Aru, también el liderazgo de Froome en el Sky por la superetapa que lideró Landa junto a Contador de principio a fin, pero el italiano volvió a lucir su pícara sonrisa en el podio como canciller del Tour. Froome se mantuvo a 6 segundos, Romain Bardet a 25 y el colombiano Rigoberto Urán a 35.

Mikel Landa saltó al quinto puesto a 1.09 minutos y se confirmó como algo más que una segunda baza del Sky. El español está en momento dulce, tal vez mejor que su jefe de filas. Se rebeló también Nairo Quintana, octavo a 2.07, herido pero no muerto, e incluso Contador, el dinamitero de la etapa desde el primer puerto, en "modo Formigal", en el límite del 'top ten' a 5.22.

"He corrido para disfrutar, no tengo nada que perder. Sigo al límite física, con muchos dolores, y psicológicamente por no poder luchar por la general. Traté de volcar la general y buscar la etapa", dijo el español.

Después de la corta batalla de Peyragudes el Tour salía de Pirineos con una etapa formato reducido, con tres puertos de primera y sus respectivos descensos. Un volcán pendiente de que alguien aplicara una simple cerilla para que explotara.

Quién mejor que Contador para hacerlo. El madrileño, herido y lejos de su mejor forma, sigue siendo un peligro. Y lo demostró rompiendo la carrera a las primeras de cambio, en el ascenso inicial al Col de Latrape, donde se marchó con Mikel Landa. Ahí empezó el festival español en la fiesta francesa.

Dos de los mejores escaladores del pelotón, uno al servicio de Froome y otro de sí mismo en su renqueante caminar por el Tour, pusieron asfalto por medio con amplias miras. Empezaba toda una partida de ajedrez y de estrategias múltiples.

El Sky mandó a Landa en vanguardia, intercaló a Kwiatwokski y dejó a Froome con el líder y los señores del podio. El Movistar movió ficha con el propio Quintana en un grupo perseguidor, al que también se apuntó Barguil, que para algo tenía que lucir el maillot de la montaña en los tres puertos del menú del día.

El dúo español coronó el Col d'Agnes (1ª) con un minuto sobre el grupo de Quintana y a 1.30 de Aru, Froome y Bardet. Aislado el líder, que además se quedó sin el danés Jakob Fuglsang, Froome lanzó dos tímidos ataques cerca de la cima. Nadie cedió, pero redujo la diferencia con Landa, por momentos en el centro del debate de quién debe ser el líder del Sky.

Fue el español quien hizo el gasto en la subida al Mur de Péguère (1ª), último obstáculo de una etapa vibrante, de las que atraen al espectador. Por el alto ya estaban incorporados Barguil, que cruzó al frente, y Quintana. Ambos habían soltado la compañía de Kiatkowski, que pasó a las labores de ayuda a Froome.

Restaba el descenso hasta Foix, 26 kilómetros de persecución, con el liderato en el aire y un triunfo de etapa que para unos sería un honor patrio y para otros un bálsamo de los que curan heridas físicas y psicológicas.

Los hombres de la general se agruparon para perseguir por debajo de los 2 minutos de retraso. Suficiente para que Aru no perdiera el amarillo y Froome los galones del Sky.

Contador aprovechó los últimos kilómetros para dar palique a sus compañeros de fuga. Buscaba la etapa, convencerse de paso de que aún le quedan cartuchos en este Tour. Pero en el Tour nadie regala un centímetro.

Contador esprintó el primero, pero Barguil, el mismo que perdió la etapa de Chambéry por la foto de meta ante Urán, fue más rápido. Se llevó el botín más preciado, en Fiesta Nacional y con la presencia de sus padres en las cunetas.

El triunfo más importante de su vida para el ciclista del Sunweb, ganador en 2013 de dos etapas de la Vuelta a España, en Casteldefels y Formigal. Ya había apuntado en 2012 muy alto ganando el Tour del Porvenir. Junto a Bardet, el ciclismo francés mira al futuro con una sonrisa.

Este sábado la carrera sale de los Pirineos con la disputa de la decimocuarta etapa entre Blagnac y Rodez, con un recorrido de 181,5 kilómetros escarpado al final, lo que puede facilitar que prospere una escapada.