Según un estudio de una empresa especializada en soluciones auditivas, tres millones de españoles adolecen de problemas de oído. Uno de cada 5 afirma que no oye bien, y a partir de los 50 años el 58% de los mayores confiesa haber notado un deterioro de su nivel auditivo con la edad. No obstante, la mayor parte de ellos resta importancia a los síntomas y no solicita ayuda inmediata a los especialistas.

Los afectados por este problema suelen esperar casi 10 años de media antes de buscar soluciones, de acuerdo con los datos de otro estudio. Y aunque la mayoría de casos se concentran en la franja de mayores de 50 años, solo se deciden a consultar a un experto a petición de la familia. Para entonces, la pérdida se encuentra bastante avanzada y adaptarse al audífono resultará más difícil, o incluso imposible. Esto se debe a que, tras el deterioro del nervio auditivo con el paso de los años, el beneficiario del audífono debe volver a acostumbrarse al volumen real de su entorno acústico. El remedio más eficaz contra estas molestias es la prevención.

Si bien el audífono no evita el deterioro, mantiene activo el nervio auditivo "entrenándolo" para que siga acostumbrado al nivel normal de audición. Los especialistas recomiendan someterse a una audiometría al menos una vez al año para detectar a tiempo esta dolencia, que afecta al 8% de la población española y es la tercera afección en importancia después de la artrosis y la hipertensión. Sin embargo, la mitad de los españoles reconoce no haber acudido nunca a este tipo de revisiones.

Síntomas

La mayoría de pérdidas auditivas son de grado leve o moderado. En la fase más leve no se distinguen ruidos suaves y la comprensión verbal se complica en entornos acústicos intensos.

La pérdida auditiva moderada se caracteriza por una comprensión bastante difícil si existe ruido de ambiente. No se aprecian los ruidos suaves o moderadamente intensos. En el grado severo, las conversaciones personales deben realizarse en tono alto, y cuando son en grupo implican un esfuerzo notable. Al alcanzar la pérdida auditiva profunda, se precisa de la ayuda de un audífono para mantener una conversación. Aún dedicando un gran esfuerzo, resultaría imposible comunicarse sin este apoyo porque solo se oyen algunos ruidos muy intensos.

Por lo general, los adultos de más de 50 años tienden a experimentar una caída en agudos que repercute en su vida diaria: con frecuencia piden a sus interlocutores que repitan partes de una conversación o que suban el volumen de la radio y la televisión para el seguimiento de los programas. Su primera reacción es la negación del problema, culpando al exceso de ruido o a la voz baja de quienes le hablan.

Si no se corrige a tiempo, la pérdida auditiva puede derivar en problemas físicos como jaquecas, fatiga, vértigos y estrés.

En el plano social, aumentan la tristeza, el miedo, la ansiedad y la falta de concentración. Los afectados llegan a abandonar la participación en ciertas actividades sociales, volviéndose más retraídos e inestables emocionalmente. Algunos incluso acaban aislándose.

Tras el uso del audífono, ganan en confianza, independencia, seguridad y relaciones sociales, mejorando su calidad de vida.

Rechazo

De acuerdo con las empresas especializadas, el rechazo social del audífono es la causa de la reticencia a la consulta. La imagen extendida del audífono como un aparato antiestético que cuelga sobre la oreja perdura a día de hoy. El audífono es estigmatizado por los mayores como una señal de su vejez, por lo que se resisten a acudir al otorrino.

El implante es otro de los métodos alternativos, pero es una opción más compleja, minoritaria y que suele reservarse a los niños.

El audífono sigue imperando, por tanto, como la opción más común y cómoda.

Si excluimos a España y Portugal, el resto de países europeos no conservan esta postura. Allí el uso del corrector se acepta con normalidad e incluso se diseñan carcasas de colores para aquellos jóvenes que los llevan a la vista. Los accesorios para el hogar que alertan mediante luces a los mayores con pérdida severa tampoco son muy populares en nuestro país.

Personal y moderno

Al presuponer que los modelos antiestéticos son la única oferta disponible para solventar la sordera, muchos de los mayores se resisten a visitar las tiendas.

Quienes consulten a los especialistas comprobarán que los dispositivos actuales son mucho más discretos y modernos que antaño. Los más solicitados son aquellos que se colocan dentro del oído o detrás de la oreja. Apenas son visibles y resultan más económicos.

Partiendo de la premisa de que el audífono es un dispositivo personal e intransferible, las marcas centran ahora sus esfuerzos en la personalización. Algunos modelos disponen de una amplia gama de colores a gusto del cliente que se ajustan a los tonos naturales de su piel y cabello. Otras marcas persiguen el confort que ofrecen las últimas innovaciones tecnológicas.