Las ciudades son responsables del 70% de las emisiones de carbono en el mundo, por lo que es fundamental que las autoridades locales, regionales y gubernamentales tomen medidas de calado. En la última conferencia de Naciones Unidas sobre el cambio climático se puso sobre la mesa la responsabilidad de las autoridades locales para guiar a as ciudades en esta lucha.

La solución pasa por actuar en tres grandes áreas: incorporación de energías renovables en edificios, opciones sostenibles de transporte y creación de sistemas integrados de energía urbana. Así lo pone de manifiesto el informe elaborado por la Agencia Internacional de la Energía Renovable (Irena) bajo el título “Energía Renovable en las Ciudades”. En el documento se pone de manifiesto la necesidad de combinar la eficiencia energética con el uso de renovables para impulsar el crecimiento futuro de las ciudades. Irena analiza el consumo de energía total de 3.649 ciudades y evalúa su potencial para ampliar las fuentes renovables en 2030.

Uno de los tres grandes campos de actuación se centra en los edificios de uso residencial comercial e institucional, a través del uso de las tecnologías y la puesta en marcha de políticas renovables para satisfacer las necesidades energéticas de estas construcciones. En los inmuebles de entornos urbanos es fundamental un cambio en las necesidades de calefacción y agua caliente, electricidad y cocina.

El informe destaca experiencias positivas, entre ellas la de Barcelona, única ciudad española junto con Olot incluida entre las buenas prácticas señaladas en el documento. Destaca que la ciudad condal fue la primera capital europea en introducir una ordenanza por la que el 60% del agua caliente suministrada en edificios debía tener origen termosolar. También menciona los programas de fomento de cocinas limpias mediante el acceso a la financiación y la difusión del uso de cocinas mejoradas y alimentadas con biomasa sólida en ciudades africanas de países como Ghana, Uganda, Kenia y Malí.

Transporte

El ámbito del transporte fundamental en el desarrollo de ciudades sostenibles debido al consumo que suponen los sistemas de transporte urbano tales como los vehículos de gasolina o gasóleo. El informe recuerda las medidas llevadas a cano en diferentes ciudades, entre las que destaca Oslo, la de mayor densidad de vehículos eléctricos de todo el mundo, en un país en el que casi uno de cada cuatro de los coches vendidos es eléctrico.

En lo que se refiere a transporte público, además de las prácticas llevadas a cabo en Nueva Delhi, Monterrey o Medellín, el documento destaca el sistema de metro de Santiago de Chile, el segundo más grande de Sudamérica, para el cual en 2018 se prevé que el 42% de la energía que produzca sea de origen solar y el 18% eólica.

Sistemas energéticos

Una de las principales recomendaciones del informe Irena se refiere a la ciudad como fuente de generación de su propia energía, mediante recursos no contaminante, así como la optimización de la electricidad a través de redes inteligentes. Como modelo, se propone la región alemana de Ruhr, donde se utiliza el calor procedente de residuos industriales para calentar medio millón de hogares.

“Objetivo 20-20-20”

A nivel comunitario, la Unión Europea fijó en 2008 el denominado “Objetivo 20/20/20”, con el que se quiere conseguir tres objetivos para el año 2020 una mejora del 20 % en eficiencia energética, que el 20 % de la energía proceda de fuentes renovables y una reducción del 20 % en la emisión de gases de efecto invernadero.

En este contexto, recae en los gobiernos locales, especialmente los de las zonas urbanas, gran parte de la responsabilidad de conseguir esta meta, ya que el 70% de la población mundial reside en ciudades. Surgen soluciones y nuevos conceptos que combinan la eficiencia energética con el modelo de ciudad inteligente, tales como Smart Grid, ESEs (Empresas de Servicios Energéticos) y edificaciones sostenibles.

Red eléctrica inteligente

Una Smart Energy Grid o Smart Grid (red de suministro inteligente) es una red eléctrica que, usando los avances en sensores, comunicación y computación, permite la interacción bidireccional entre el consumidor final (particular o industrial) y las compañías eléctricas, todo ello encaminado a ajustar la producción al consumo de energía, mejorar la distribución, reducir el gasto energético y disminuir las emisiones producidas en la producción, distribución y consumo de energía.

El desarrollo de las Smart Grids requiere importantes inversiones en las redes eléctricas y en la instalación de equipos de consumo y contadores inteligentes (Smart Metering) en los domicilios de los consumidores.

Empresas energéticas

Las Empresas de Servicios Energéticos proporcionan servicios de mejora de la eficiencia energética en las instalaciones o locales de un usuario y afronta cierto riesgo económico por hacerlo. En la práctica, según se señala en el Libro Blanco de las Ciudades Inteligentes, los contratos de servicios energéticos están orientados a la renovación y sustitución de las instalaciones energéticas (alumbrado, calefacción, etc.) por otras más eficientes, consiguiéndose una disminución de emisiones en CO2 de más del 10 %. Dicha renovación, lejos de suponer un gasto extra para las corporaciones, supone un ahorro generalmente superior al 20% en costes energéticos. Todos los costes y riesgos implicados son asumidos por la ESE, por lo que, además, liberan recursos de gestión para el cliente, en contraposición al modelo tradicional.

Edificación sostenible

La edificación sostenible es aquella que asegura la calidad ambiental y la eficiencia energética de un edificio durante todo su ciclo de vida, desde su fase de diseño y su construcción hasta su fase de mantenimiento y derribo. Para ello, se deben seguir una serie de criterios, algunos de ellos aplicables a cualquier otro ámbito de una Smart City: integración de energías renovables (colectores solares), integración de servicios eficientes (limitadores de caudal, sistemas de alumbrado con sensores de presencia, etc.), adecuación a las condiciones del entorno: adaptación a las condiciones climáticas (sistemas de aislamiento, ventilación, etc.), orientación, impacto paisajístico., selección de materiales y métodos constructivos sostenibles, mantenimiento del edificio., y deconstrucción y valorización de residuos.