"Una gota de agua es flexible. Una gota de agua es poderosa. Una gota de agua es más necesaria que nunca". De este modo la ONU hace un llamamiento a la necesidad de frenar el desperdicio del agua en la celebración del día munidla dedicado a este recurso. Bajo el lema "¿Por qué desperdiciar agua?, esta organización internacional pone el punto de mira en la reducción y reutilización de aguas residuales, haciendo hincapié en el apartado 6 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible" (SDG), que es "garantizar la disponibilidad de agua y su gestión sostenible y saneamiento para todos, lo cual incluye una meta de reducir a la mitad la proporción de agua dilapidada y aumentar su porcentaje.

Según indica la ONU en esta jornada, el agua es un elemento esencial del desarrollo sostenible. Los recursos hídricos, y la gama de servicios que prestan, juegan un papel clave en la reducción de la pobreza, el crecimiento económico y la sostenibilidad ambiental. El agua propicia el bienestar de la población y el crecimiento inclusivo, y tiene un impacto positivo en la vida de miles de millones de personas, al incidir en cuestiones que afectan a la seguridad alimentaria y energética, la salud humana y al medio ambiente.

En la actualidad más de 663 millones de personas viven sin suministro de agua potable cerca de casa, lo que les obliga a pasar horas haciendo cola o trasladándose a fuentes lejanas, así como a hacer frente a problemas de salud debido al consumo de agua contaminada.

Malgastamos el 80%

Centrados en el desperdicio del agua. La ONU propone reducir y reutilizar hasta un 80% del agua que malgastamos en nuestras casas, ciudades, industrias y agricultura y que fluye de vuelta a la naturaleza, contaminando el medio ambiente y perdiendo nutrientes valiosos.

"Necesitamos aumentar la recolección y tratamiento de las aguas residuales y reciclarlas de una forma segura. Al mismo tiempo, necesitamos reducir la cantidad de agua que contaminamos y malgastamos para ayudar a proteger el medio ambiente y los recursos hídricos", aseguran desde la ONU.

La escasez afecta a más del 40% de la población mundial

Según datos de la ONU, mundialmente, más del 80% de las aguas residuales que generamos vuelve a los ecosistemas sin ser tratada ni reciclada. La escasez de este recurso afecta a más del 40 por ciento de la población mundial, y se prevé que esta cifra aumente.

Más de 1.700 millones de personas viven actualmente en cuencas fluviales donde el consumo de agua es superior a la recarga. Para 2050, al menos una de cada cuatro personas probablemente viva en un país afectado por escasez crónica y reiterada de agua dulce.

Unos 1.800 millones de personas usan una fuente de agua contaminada por material fecal, poniéndolas en riesgo de contraer el cólera, la disentería, el tifus o la polio. El agua no potable, y unas pobres infraestructuras sanitarias, así como la falta de higiene, causa alrededor de 842 000 muertes al año. Cada día, cerca de mil niños mueren a causa de enfermedades diarreicas prevenibles relacionadas con el agua y el saneamiento.

Un estudio realizado por el Grupo Banco Mundial, el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) y la Organización Mundial e la Salud (OMS) calcula que la ampliación de los servicios básicos de agua y saneamiento a las poblaciones desatendidas costaría 28.400 millones de dólares al año entre 2015 y 2030, o el 0,10% de la producción total de los 140 países incluidos en el estudio.

La ONU advierte de que las oportunidades de explotar las aguas residuales como un recurso son enormes. "El agua tratada de una forma segura es una fuente sostenible y asequible de agua y energía, así como para obtener nutrientes y otros materiales recuperables".