Cristina Cifuentes presentó ayer su dimisión como presidenta de la Comunidad de Madrid después de que se difundiese un vídeo del presunto hurto de dos tarros de crema en un hipermercado madrileño. Fue la puntilla a lo que Cifuentes llamó "una exposición permanente y un linchamiento", que la obligó a anticipar una renuncia que proyectaba anunciar después del 2 de mayo, día de la Comunidad. Su decisión alivia al PP de un grave problema político y le garantiza que conservará la presidencia madrileña, por lo que ayer en la oposición hubo voces coincidentes en que la difusión ahora de una cinta grabada hace siete años responde a una maniobra del propio partido.

Treinta días después de que trascendieran las irregularidades en torno a su máster, la jefa del Ejecutivo madrileño cedió a las presiones para que dejara el cargo. Pero no lo hizo por las sospechas de falsificación de un título académico que ya no figura en su curriculum sino por un hecho ocurrido el 4 de mayo de 2011. En aquel momento, Cifuentes, vicepresidenta de la Asamblea de Madrid, fue sorprendida en un hipermercado de Eroski en el Puente de Vallecas, cerca de la Cámara regional, cuando intentaba sustraer dos tarros de crema antiedad valorados en 40 euros.

La grabación del incidente se difundió ayer y precipitó una renuncia que la presidenta, según afirmó en rueda de prensa, tenía preparada para la semana próxima. Cifuentes, la segunda mandataria en dejar el Gobierno regional, tras la dimisión de Esperanza Aguirre en septiembre de 2012, reconoce el incidente. "Me llevé por error y de manera involuntaria, unas cremas", explicó. "Se me ha intentado extorsionar" con el vídeo ahora difundido, señaló una ya expresidenta aliviada por poner fin a "un calvario" individual y familiar, "con un sentimiento amargo desde el punto de vista personal", pero "con la cabeza muy alta, muy orgullosa y satisfecha".

Tras conocerse el incidente, Rajoy ordenó la renuncia de la presidenta. Cifuentes hizo "lo que tenía que hacer" porque su salida del cargo era "obligada", diría después el jefe del Ejecutivo.

La renuncia de Cifuentes quedó formalizada ayer a la cuatro de la tarde en el registro de la Asamblea. Su "número dos", Ángel Garrido, reunió horas después a todos los consejeros del Gobierno regional. Garrido ejercerá como presidente en funciones como máximo hasta el 18 de mayo, día en que la presidenta de la Asamblea madrileña, Paloma Adrados, deberá proponer un sustituto formal tras una ronda de consultas con todos los grupos parlamentarios. Entre el tercer y el séptimo día siguiente a la formalización de la propuesta se celebrará el pleno de investidura.

La dimisión de Cifuentes deja vía libre a que la sustituya alguien de su propio partido, como Ciudadanos, fuerza clave en la Comunidad, viene pidiendo desde hace más de un mes. Los socialistas instan inútilmente al partido de Rivera a apoyar a su candidato Ángel Gabilondo, quien estaba pendiente de defender una moción de censura contra Cifuentes que ahora queda sin efecto. La expresidenta, a punto de cumplir los 54 años, intenta prolongar sus treinta de dedicación a la política: quiere seguir como presidenta regional del partido y conservar su acta de diputada.