Los ocho jóvenes acusados de agredir a dos guardias civiles y sus parejas en 2016 en un bar de Alsasua negaron ayer en el juicio su participación en los hechos y que integraran un colectivo del entorno de ETA para expulsar a las fuerzas de seguridad del Estado del País Vasco y Navarra.

Los acusados, siete de ellos de entre 21 y 24 años de edad y un octavo de 31, se enfrentan a penas de entre 12 y 62 años de prisión por lesiones y amenazas terroristas y se negaron a contestar al fiscal y a las acusaciones.

Ohian Arnanz, para quien se pide la mayor pena -62 años y medio de cárcel- y uno de los tres que están en prisión provisional, reconoció que estuvo en el bar Koxka, aunque no participó en la pelea, si bien en la instrucción negó que hubiera estado.

Otro de los acusados en prisión, Jokin Unamuno, dijo que cuando entró en el bar ya estaba bastante borracho y se enfadó con los agentes porque "se dedicaban a crujir a multas a los jóvenes del pueblo y que luego acudían a los bares". También negó haber tomado parte en la agresión.

El tercer acusado que está en prisión, Adur Ramírez, a quien también piden 50 años de cárcel, negó haber estado en "toda la noche" en el bar y se un cabecilla de la organización Ospa! ("¡Fuera!") en la que la Fiscalía encuadra a los acusados.

"Aunque lesionar personas amerita una investigación criminal, los cargos de terrorismo son totalmente inapropiados y deben ser desechados", estimó Eda Seyhan de Amnistía Internacional en un comunicado.