El soberanismo apuesta por un nuevo intento de investir a Jordi Sànchez como presidente de la Generalitat. Carles Puigdemont instó ayer desde Berlín al Gobierno de Rajoy a que facilite la designación del segundo de su lista como jefe de un nuevo Govern pese a que el juez ha denegado las reiteradas peticiones de excarcelación de Sànchez, encarcelado en Soto del Real, y los permisos para acudir a la Cámara catalana. El que fuera presidente de ANC carece además, por ahora, de los votos necesarios para que su investidura prospere.

El presidente del Parlament, Roger Torrent, cerró ayer la ronda de consultas telefónicas con los grupos parlamentarios y anunció que propondrá de nuevo a Sànchez como candidato a la Presidencia catalana por ser "el que aúna más apoyos y tiene todos los derechos políticos plenamente vigentes". La previsión de que el pleno de investidura se celebre la próxima semana está condicionada a que el Tribunal Supremo autorice al candidato, procesado por rebelión, a ir al Parlament ante la imposibilidad, declarada por el Constitucional, de que pueda convertirse en presidente alguien que no esté presente en la Cámara.

El soberanismo vuelve sobre este aspirante, que fue la primera alternativa fallida a la frustrada investidura de Puigdemont, después de que Comité de Derechos Humanos de la ONU aceptara a trámite una petición de amparo de Jordi Sànchez e instara al Gobierno español a preservar sus derechos políticos. El Ejecutivo de Rajoy sostiene que no hay resolución ninguna, solo un inicio de proceso, y que los derechos políticos del número dos de JxCat están tutelados por el juez Llarena.

Desde Berlín, donde se afincará tras salir de la cárcel a la espera del resultado del proceso judicial para su entrega a España, Puigdemont exigía ayer al Estado que deje de "interferir" en las decisiones del Parlament y respete los derechos que, afirma, tiene Jordi Sànchez.

A las previsibles dificultades judiciales hay que añadir la falta de votos del candidato. La CUP rechaza, por ahora, respaldar a Sánchez, lo que le priva del apoyo de una mayoría absoluta que le permitiría salir presidente de la Generalitat en la primera votación. La aceptación, en contra del criterio de los letrados de la Cámara, de la delegación del voto de Puigdemont en Elsa Artadi, la portavoz parlamentaria de JxCat, iguala las fuerzas del soberanismo y el resto del Parlament en 65 sufragios. Faltaría el voto del exconsejero Toni Comín para la mayoría simple, lo que permitiría que Sànchez saliera presidente en un segunda votación en el supuesto de que la CUP aceptara abstenerse. Pero Comín, huido a Bélgica, rechaza renunciar a su acta de diputado y no puede delegar el voto. El exconsejero propone que los "comunes" de Domènech se abstengan para que Sànchez sea investido, algo que Catalunya en Comú rechaza.

Desde la cárcel de Soto del Real Jordi Sànchez manifestó ayer que "se acerca la hora de la negociación" con el Gobierno central y que deberá ser "de igual a igual". Puigdemont reclama también a Rajoy "un cambio de estrategia". En la capital alemana, arropado por la cúpula de su grupo, el expresidente desplegó de nuevo los mensajes que marcan su discurso desde las elecciones de diciembre pasado. El expresidente invitó al Ejecutivo de Rajoy "a dar el primer paso para que este conflicto que es político pueda tener una resolución política".

En una rueda de presa en inglés, español y catalán, en un centro autogestionado del barrio de Kreuzberg, el expresidente se preguntó: "¿España tiene un proyecto para Cataluña? Nos gustaría verlo y discutirlo, estamos dispuestos a escuchar". La independencia es su propuesta pero aceptó que se puedan poner otras sobre la mesa e insiste en pedir la mediación internacional. Puigdemont proyecta regresar a Bruselas si la justicia alemana deniega su extradición. En la capital belga, relató, lo esperaban sus hijas para pasar las vacaciones de Semana Santa cuando fue detenido y encarcelado de forma inesperada.