A diferencia de otros años, el expresidente catalán Carles Puigdemont no podrá disfrutar de la Semana Santa rodeado de su familia. En su lugar compartirá la mesa con el resto de reclusos del centro penitenciario de Neumünster, en el norte de Alemania.

"El señor Puigdemont no recibe ningún trato especial. Está en un edificio de la prisión completamente normal", declaró a dpa la directora de la institución penitenciaria, Yvonne Radetzki.

El líder soberanista acabó en la cárcel alemana horas después de ser arrestado por la Policía en un área de servicio de una autopista en el norte del país, después de cruzar la frontera desde Dinamarca en su regreso desde Finlandia a Bruselas, donde reside desde hace cinco meses, cuando dejó España tras ser destituido por el Gobierno español a fines de octubre debido a la escalada de su plan soberanista.

Está acusado de rebelión y malversación de fondos públicos por la Justicia española, que decidió reactivar la orden europea de detención y entrega contra el político de 55 años.

Ahora la pelota está sobre el tejado de la Fiscalía General de Schleswig-Holstein, que deberá decidir si abrir el proceso de extradición ante el Tribunal Superior Regional de ese estado federado. La solicitud de la Fiscalía no se espera hasta después de Semana Santa, es decir, como pronto el martes, ya que el lunes es festivo en Alemania.

Hasta entonces Puigdemont permanecerá en Neumünster. "Al principio miramos un poco, naturalmente, si podíamos permitir que el señor Puigdemont participara directamente en el día a día de la cárcel. Pero no demasiado, porque Puigdemont llama la atención", indicó Radetzki.

Sin embargo, las preocupaciones de cómo podrían reaccionar los otros reclusos ante un invitado tan famoso pronto se desvanecieron. "Se preocupan por él, lo cuidan, ven si tiene suficiente café e incluso también dicen: 'Hombre, pero si no es para nada como nosotros, él no debería estar aquí en realidad'".

Su arresto desató una gran expectación en los alrededores de la cárcel, adonde se desplazaron especialmente numerosos equipos de televisiones españolas, que se instalaron a las puertas del centro para informar sobre el caso.

El político catalán fue llevado a una celda normal en el edificio de prisión preventiva. El habitáculo mide menos de diez metros cuadrados y cuenta con los objetos "habituales", según Radetzki: una cama, un lavabo, un armario, una estantería y una televisión.

"El señor Puigdemont es muy agradabe en el trato, relativamente reservado y se integra bien aquí", declaró la funcionaria alemana que dirige la prisión desde hace cuatro años. "Se podría suponer que como es un político y cuenta con un cierto grado de notoriedad, que esto se note también aquí. Pero no es para nada así". Todo lo contrario, se muestra muy modesto y no ha tenido deseos especiales, agregó.

El líder independentista catalán se "ha integrado de manera completamente normal en la vida cotidiana de la cárcel como cualquier otro preso", detalló Radetzki. Sin embargo, esto significa también que Puigdemont solo cuenta con dos horas de visita al mes, a excepción de sus abogados y parlamentarios, que pueden visitarlo todas las veces que quieran.

"De otro modo sería injusto. Queremos tratar a todos los reclusos aquí de la misma manera", dijo sin querer avanzar cuándo irán la mujer de Puigdemont y sus dos hijas a visitarlo a la cárcel.

De todas formas, la directora del centro duda de que el político quisiera que se le aplicara alguna excepción de las reglas de la prisión. "Creo que las aceptó desde un primer momento porque alguien con un trasfondo así no siempre sabe cómo funciona un centro de este tipo", comentó la directora, y agregó que de todas formas no dice que le gustaría algo diferente.

Como cualquier otro recluso, Puigdemont puede llamar por teléfono, pero no recibir llamadas. No puede usar Internet, pero está permitido el uso de Skype tras la mediación del personal de la cárcel.

El día a día de Neumünster apenas cambia en Semana Santa, a excepción de una misa que se celebrará en la iglesia de la prisión y a la que se pueden registrar los reclusos, algo que, de acuerdo con Radetzki, no ha hecho Puigdemont. "No puedo decirlo con plena seguridad, pero no creo".

Puigdemont tendrá que tomarse estos días de Pascua con paciencia. Eso sí, al menos podrá endulzarlos. De manera extraordinaria se ofrece en estos días festivos una tableta de chocolate para los presos en Neumünster y un helado.