La CUP recomendó ayer a Junts per Catalunya (JxC) y a ERC que pacten con otros partidos. "Si tienen la perspectiva de gestionar durante cuatro años una autonomía, quizá tendrán que buscar una fuerza política que les pueda comprar este relato", les aconsejó Vidal Aragonés.

Por boca de Aragonés, uno de sus cuatro diputados en el Parlament, la CUP negó que su decisión de abstenerse si Jordi Sànchez llegase a presentarse a la investidura signifique necesariamente nuevas elecciones.

Bien al contrario, la CUP cree que para evitar ese escenario (algo que "no depende" del partido y que éste tampoco desea) JxC y ERC tienen otras opciones. Una es que Carles Puigdemont y Toni Comín, huidos a Bélgica, renuncien al acta y dejen correr la lista para que entre ambas fuerzas sumen 66 diputados. Esta posibilidad fue descartada ayer por JxC y por el PDeCAT. La otra opción es pedir la delegación de voto a la Mesa del Parlament, en contra del criterio de los letrados y del Supremo, lo que abriría un nuevo conflicto con los tribunales. La CUP cree que esta segunda opción sería un ejercicio de desobediencia, pero también supondría cumplir el mandato de las elecciones del 21 de diciembre.

El presidente del Parlament, Roger Torrent, inicia hoy la ronda de contactos con los partidos para designar otro candidato, pese a que Sànchez ya no cuenta con los suficientes.