"Voy a intentar trabajar e instalarme aquí. Si no puedo porque hay una orden de extradición, pediré asilo político. Y entonces Suiza deberá decidir qué hará conmigo". La exdiputada de la CUP en el Parlament Anna Gabriel también se fuga. Planta al juez Llarena del Supremo, ante el que estaba citada a declarar hoy como imputada, y se radica en Ginebra, adonde llegó el pasado fin de semana, alegando que no se la juzgaría imparcialmente.

"No iré a Madrid", confesó ayer al diario "Le Temps". Y explica su presencia en Suiza: "Como no tendré un juicio justo en mi país, he buscado un país que pueda proteger mis derechos". En sus declaraciones, Gabriel compara a España con "lo que sucede en estos momentos en Turquía", porque se está persiguiendo, por sus ideas, a "maestros, policías, políticos e incluso meros electores". Así, acusa al Gobierno de querer "silenciar al independentismo mediante la represión".

Gabriel sigue pues la vía emprendida por Carles Puigdemont y cuatro de sus exconsejeros, que huyeron a Bélgica en octubre para burlar a la justicia.

Y no oculta por qué lo hace: "Cuando vi el destino de algunos de mis colegas que están en prisión desde diciembre, me di cuenta de que debía irme. No soy la única en arriesgarme a ir a la cárcel, el resto del Govern está amenazado".

Después, en una entrevista con la televisión suiza RTS avanzó la estrategia de sus abogados, entre ellos el experto en extradiciones Olivier Peter, uno de los que logró la derogación de la "doctrina Parot".

"Una extradición sería ilegal porque no hay base para sostener" que haya cometido ningún delito, y sus letrados alegarán que el proceso judicial en España es una persecución política contra su persona. "Suiza no acepta las extradiciones que son de personas perseguidas políticamente, y este es mi caso", asegura.

Como Suiza no es territorio de la UE, la justicia española no puede librar una euroorden; necesitaría emitir una orden de busca y captura internacional. Y para pedir la extradición por rebelión, Suiza tendría que constatar, primero, que Gabriel se valió de la violencia "para cambiar violentamente la Constitución".