Roger Torrent (1979) es el presidente más joven de los nueve que ha tenido el Parlament desde 1980. Nacido en Sarrià de Ter (Gerona), municipio del que dejará de ser alcalde mañana, viernes, o el lunes (llegó al cargo en 2007, con 28 años), pasa por ser un independentista de la primera hora, lo que, dada su edad, sitúa su asunción del ideario soberanista en los años noventa del pasado siglo, cuando el voto por la secesión era superado, elección tras elección, por el pactismo de la entonces hegemónica CiU.
No obstante, sus veinte años en política le señalan como un valor experimentado, ahora en alza por el mutis de Carles Mundó, considerado, en principio, el relevo de Carme Forcadell (quien, para no buscarse más problemas con el juez Llarena, desistió finalmente de repetir, pese a ir en el cuarto puesto de la lista de ERC por Barcelona).
A Torrent se le tiene por la mano derecha de la secretaria general de ERC, Marta Rovira, a su vez la principal depositaria de las ideas de la Esquerra que reflotó el encarcelado Oriol Junqueras cuando solo contaba con diez representantes en el Parlament.
Fue elegido por primera vez diputado en las elecciones de 2012 y retuvo el escaño en las de septiembre de 2015 (las llamadas "plebiscitarias") y las celebradas el 21 de diciembre del año pasado; sin embargo, con anterioridad, entre 2011 y 2012, había sido diputado portavoz de ERC en la Diputación de Gerona. Y concejal en Sarrià de Ter, su pueblo, desde 1999. En 1998 entró en las juventudes de Esquerra.
Su currículum dice que es licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad Autónoma de Barcelona y máster en estudios territoriales y urbanísticos por la Universidad Politécnica de Cataluña y la Pompeu Fabra. Y que ha trabajado como técnico en la administración local.
Sin embargo, en los perfiles de Roger Torrent debería figurar también -y en lugar destacado- el papel que el diputado republicano jugó en el Pleno del Parlament que declaró la secesión de Cataluña el 27 de octubre del pasado año. Entonces era el portavoz adjunto del Grupo de Junts pel Sí (JxS), la coalición electoral con la que Convergència (CDC) y Esquerra Republicana de Catalunya se presentaron a los comicios de 2015.
Aquella tarde, Torrent se dirigió a Forcadell para pedir que la votación de la declaración unilateral de independencia (DUI) fuera secreta, evitando así que la acción judicial que se les venía encima a los miembros del Govern y los de la Mesa recayera también sobre los diputados soberanistas.
La petición, hecha cuando todavía quedaban algunos diputados del Partido Popular en el hemiciclo, indignó al popular García-Albiol, que acusó a los soberanistas -y, singularmente, a Torrent- de "cobardía". Ahora, como presidente del Parlament, será él quien tenga que retratarse cuando Junts per Catalunya (JxC) reclame que Puigdemont sea investido telemáticamente.
La semana pasada, Torrent opinó que es asunto de los letrados de la Cámara decidir si el reglamento permite una investidura a distancia. No de la Mesa ni del Pleno, como afirma JxC. Pues bien, los letrados ya han hablado y han dicho que no.
