Las despedida de Artur Mas de la presidencia del PDeCAT dejó ayer lo que pueden entenderse como advertencias a Carles Puigdemont, en línea con las que viene lanzando desde que a comienzos de semana anunció su intención de retirarse de sus responsabilidades orgánicas, las que hasta ahora servían como último refugio político a quien fue el hombre con más poder en Cataluña. "Los éxitos electorales vienen cuando hay ideología pero cuando no hay un exceso ideología", señaló Mas. Su mensaje se hizo más directo cuando advirtió sobre los "líderes que no saben leer la realidad y que la acaban confundiendo con su ideología".

A modo de respuesta, Puigdemont señaló ante el consejo nacional del PDeCAT que los diputados de Junts per Catalunya no sufren "ningún trastorno ideológico".

Como autocrítica, Mas lamentó ayer "no haber comprendido mejor la manera de funcionar del Estado español". "Confié en que cuando pactabas con el Estado, se entendería y tendría una contraprestación. Me equivoqué. El Estado español no funciona así, a veces estos errores de percepción tienen consecuencias negativas", expuso el antiguo presidente de la Generalitat. La coordinadora general del PDeCAT, Marta Pascal, despidió a Mas con una vindicación del pasado del partido y sus 40 años de historia.