Carles Puigdemont se queda cada vez más solo en su estrategia para ser elegido de nuevo presidente de la Generalitat. Las intervenciones en los órganos rectores de los partidos soberanistas, reunidos ayer de forma coincidente para preparar la sesión constitutiva del Parlament con la que el próximo miércoles arrancará la XII legislatura catalana, afianzaron la tendencia al repliegue anticipada en días pasados.

Entre el secesionismo crece el temor a que la persistencia de Puigdemont en buscar su investidura son acudir a la Cámara catalana termine por comprometer los resultados electorales y arruine la mayoría soberanista. En su intervención ante el consejo nacional, la secretaria general de ERC, Marta Rovira, considera la constitución del Parlament y la elección de la Mesa como un paso indispensable para no malbaratar la victoria del soberanismo en las urnas. En lo que puede interpretarse un aviso tanto al empeño de Puigdemont en forzar el reglamento para su nueva investidura como a la insistencia de la CUP en condicionar su apoyo al futuro presidente a una apuesta clara por la república, Rovira anticipó que "habrá que enfrentarse a todas las dificultades con absoluto realismo".

La estrategia futura consiste en "buscar alianzas y explorar las fronteras del independentismo para seguir creciendo y para ser cada vez más fuertes", expuso Rovira. Esta estrategia es coincidente con la del ya expresidente del PDeCAT Artur Mas, partidario de que el soberanismo dedique la legislatura a punto de comenzar a consolidar el triunfo alcanzado en las urnas el 21 de diciembre. En su despedida del partido, Mas manifestó la conveniencia de que la organización heredera de Convergencia ensanche su espacio político hacia JuntsxCat, la lista que encabezó Puigdemont y con la que obtuvo 34 diputados. "La mejor convergencia que representa el PDeCAT se suma al mejor espíritu de Convergencia, que era la amplitud de miras. JuntsxCat quiere decir esto".

El temor de Puigdemont

Desde Bruselas, el expresidente Puigdemont insistió ante el consejo nacional de los antiguos convergentes en que "en ningún caso se puede subvertir" el mandato democrático de las urnas. El aspirante a repetir como presidente de la Generalitat dejó entrever su temor a que no se repita la unidad del bloque soberanista, lo que considera la primera amenaza contra lo que él interpreta como voluntad del electorado. Para eludir ese peligro, el expresidente huido considera necesario un acuerdo que incluya tanto la constitución de la Mesa del Parlament como su investidura. "Si este paquete lo resolvemos tal y como los ciudadanos nos han encargado, habremos conjurado uno de los riesgos", expuso Puigdemont, convencido de que existe una segunda amenaza por la pretensión de los partidos constitucionalistas de "subvertir un resultado que no admite ningún tipo de discusión".

El entorno del expresidente insiste en su propósito de investir a Puigdemont sin que esté presente en la Cámara. Para ello no dudará en ignorar el criterio de los letrados de la Cámara, que se anticipa contrario a una investidura en ausencia o por delegación. La presidenta en funciones del PDeCAT, Neus Munté, insistía ayer en declaraciones radiofónicas en que "es factible una investidura a distancia, porque hay una mayoría parlamentaria favorable a Puigdemont". Para Munté, "la función de los letrados del Parlament es necesaria y respetable, pero sus informes no son vinculantes. Hay margen para interpretar el reglamento".

Nuevas circunstancias

El bloque soberanista ya dejó a un lado las advertencias de los juristas de la Cámara durante la tramitación de las leyes claves del proceso independentista. Esas circunstancias cambiaron desde el momento en que ERC resolvió que su decisión sobre la investidura telemática de Puigdemont se ajustará a lo que determinen los letrados del Parlament. A ello se añade la renuncia de Carme Forcadell a repetir como presidenta de la Cámara y la probabilidad de que Ernest Maragall la sustituye en ese cometido institucional. Forcadell se atuvo siempre a las decisiones de ERC pero Maragall, antiguo militante socialista, figura como independiente en la lista de Esquerra, lo que lo libera de sujetarse a la disciplina de partido y le permitiría ejercer su papel con un criterio distinto si, finalmente, fuera presidente del Parlament.