Barcelona se ha quedado sin la Agencia Europea de Medicamentos (EMA, en sus siglas en inglés) tras caer en primera ronda de una votación en la que Ámsterdam se impuso, una derrota en la que el lastre del movimiento independentista ha pesado más que la fortaleza técnica de la candidatura, según el Gobierno.

"Me atrevo a decir que este quizás es uno de los daños directos, otro de los daños directos, que nos ha podido llevar el independentismo de Cataluña", dijo la ministra española de Sanidad, Dolors Montserrat, durante el Consejo de Asuntos Generales en el que se eligió la sede de la EMA, tras conocerse el descarte de Barcelona.

Montserrat insistió en que Barcelona tenía una candidatura fuerte desde el punto de vista técnico, que cumplía con todos los criterios exigidos, algo que había confirmado la Comisión Europea (CE) en su evaluación objetiva, pero reconoció que el independentismo se había convertido en un "obstáculo".

Barcelona cayó eliminada en la primera ronda de la votación entre los países de la Unión Europea (UE) para elegir la ubicación de la EMA, que como la Autoridad Bancaria Europea debe abandonar su actual sede de Londres por la salida de Reino Unido del club comunitario, prevista para marzo de 2019.

Barcelona quedó quinta con 13 puntos, por detrás de Bratislava, que obtuvo 15, y de las tres finalistas que pasaron a la segunda ronda: Milán, con 25 puntos, y Ámsterdam y Copenhague, con 20 cada una.

En la segunda vuelta, los países eliminaron a Copenhague y, la tercera, acabó en un empate entre Milán y Ámsterdam que se dirimió por sorteo, conforme a las reglas.

Una "enorme bola transparente con dos pequeñas papeletas" y la mano inocente del viceministro de Asuntos Exteriores estonio, Matti Maasikas, como él mismo explicó, determinaron que los 890 trabajadores de la EMA deberán trasladarse a Holanda.

Ámsterdam aún no tiene listo el edificio que albergará la agencia, puesto que prometió hacer uno a medida de sus necesidades, pero su ministro de Asuntos Exteriores, Halbe Zijlstra, aseguró que Holanda garantizará la continuidad de la actividad, de modo que "las medicinas sigan disponibles en el mercado y continúen los controles de las malas medicinas en el mercado europeo".

Más allá de sus cerca de 900 trabajadores, la EMA, responsable de otorgar las autorizaciones para comercializar fármacos en Europa, atrae cada año la visita de unos 35.000 expertos, lo que supone un importante rédito económico.

Ámsterdam se impuso, además de a Barcelona, a Atenas, Bonn (Alemania), Bratislava, Bruselas, Bucarest, Helsinki, Lille (Francia), Oporto (Portugal), Sofía, Estocolmo, Viena y Varsovia, mientras Zagreb, Dublín y Malta, que no precisó en qué ciudad construiría la posible sede, habían decidido retirarse de la carrera.