ERC y el PDeCAT reconocieron ayer, por separado, que la declaración de independencia del pasado 27 de octubre no se materializó porque los partidos secesionistas no cuentan "todavía" con mayoría suficiente para ello. Pero tanto uno como el otro presentaron este fracaso como la única forma de evitar que el Estado desatara una "represión" como la del referéndum ilegal del 1 de octubre.

"Todavía no somos independientes porque no existe una mayoría de catalanes que lo quiera", admitió el portavoz de ERC en el Congreso, Joan Tardà. Y recordó una de las máximas de su partido: que "Cataluña será independiente si hay una voluntad mayoritaria y perseverante de los ciudadanos en querer ser independiente". "Si esta mayoría no existe, nunca lo será", avanzó. Y no habiéndola "de momento", no se puede poner fecha a la secesión.

Ahora bien, la República catalana no se "implementó" por el temor del Govern a que el Estado respondiera con más "represión" como la del 1-O. "No estábamos dispuestos a poner en riesgo la seguridad de los ciudadanos", se justificó Tardà. Y dio la explicación definitiva: en ERC, "antes que independentistas", son "demócratas", y "antes que demócratas, buena gente"; por eso "el proceso será pacífico o no será".

En términos muy similares, el portavoz del PDeCAT en el Congreso, Carles Campuzano, recomendó a las fuerzas independentistas buscar más apoyo social a su proyecto y "acompasar sus ritmos a la realidad de los hechos".

"La aspiración a tener un estado propio en Cataluña ha llegado para quedarse", empezó el diputado. "Pero si alguna lección hemos aprendido estos años es que vamos a necesitar más tiempo para reforzar las mayorías sociales que nos acompañen", precisó.

Mucho menos amable fue la opinión del exconsejero Francesc Homs, inhabilitado por su papel en la organización de la pseudoconsulta del 9-N. "Acusar a Puigdemont de traidor cuando se planteó elecciones para evitar el 155 y ahora decir que no estábamos preparados es insólito, y me quedo corto", escribió en Twitter el exportavoz del PDeCAT en el Congreso.

Homs se refería al tuit que publicó el diputado de ERC en el Congreso Gabriel Rufián el 26 de octubre, cuando Puigdemont estuvo a punto de convocar elecciones: "155 monedas de plata". Opinión que, para el exconsejero, no casa con la que el lunes desgranó el portavoz de Esquerra, Sergi Sabrià, al admitir que el Govern no estaba preparado para hacer efectiva la independencia.

Con todo y con eso, la secretaria general de ERC y "número dos" de la lista para el 21-D, Marta Rovira, anunció que Esquerra tiene voluntad de crear un "frente común" con la lista de Puigdemont, Junts per Catalunya, con un programa "coordinado", aunque por separado.

Entre tanto, el líder del PSC, Miquel Iceta, descartó la posibilidad de que los votos cosechados por su partido el 21-D sirvan para forjar un nuevo tripartito. El líder socialista cree que su candidatura es la mejor situada para superar la situación de "bloqueo" político e institucional que vive Cataluña. No obstante, ante la posibilidad de que sea necesario negociar un gobierno de coalición, Iceta salió al paso de quienes ven al PSC abierto a pactar con los soberanistas: "Yo no haré presidente ni a Oriol Junqueras ni a Carles Puigdemont, creo que ya hemos tenido bastante".

Y añadió que tampoco facilitaría su investidura si ERC o el PDeCAT renunciasen a hacer efectiva la declaración de independencia, porque Junqueras y Puigdemont "son los responsables de habernos llevado hasta aquí, una situación desastrosa".

Ahora bien, "serán necesarios acuerdos que no pasen por la ruptura de España ni saltarse la legalidad" y que superen la fractura en la política catalana y en la relación Cataluña-España. Porque, "sea cual sea el resultado de las elecciones, hay que sentarse a una mesa y acordar las cosas".

Por otro lado, la Mesa del Congreso acordó dejar sin sanción económica la ausencia en plenos y comisiones de las últimas semanas de los diputados de ERC y el PDeCAT en protesta por la aplicación del 155. La sanción había sido reclamada por el Grupo de Ciudadanos.