España vivió ayer un día de la Fiesta Nacional atípico. Marcada por la crisis catalana y con el desfile madrileño de las Fuerzas Armadas colocado por Defensa bajo el lema "Orgullosos de ser españoles", la jornada se desarrolló sin incidentes hasta que, poco después del mediodía se difundió la noticia del mortal accidente, cuando regresaba a su base, de uno de los cazas que participaron en el desfile. Poco después, en los corrillos de la recepción ofrecida por los Reyes en el palacio de Oriente, saltó la noticia política del día.

Fuentes del Ejecutivo asistentes al acto afirmaron a representantes de los medios de comunicación allí congregados que el Gobierno frenará la activación del artículo 155 de la Constitución, el que permite intervenir la autonomía catalana, si, el presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, en su respuesta al requerimiento que le hizo el miércoles el jefe del Gobierno, Mariano Rajoy, niega haber declarado la independencia el martes en el Parlament. El Ejecutivo se mostró optimista en este sentido tras la imagen de unidad de los grandes partidos.

Las fuentes gubernamentales explicaron que, en su respuesta al requerimiento enviado por el Ejecutivo, Puigdemont tiene una última oportunidad de "dejar de jugar con todo el mundo", pero también comunicaron su convencimiento de que ni el propio presidente de la Generalitat sabe aún cuál va a ser la respuesta que le dé a Rajoy, para la que tiene fijado de plazo hasta el lunes.

Según el Gobierno, si Puigdemont afirma que en su confusa alocución, que ha dado lugar a todo tipo de interpretaciones jurídicas, no pronunció una declaración unilateral de independencia (DUI), la máquina se pararía. En consecuencia, no se activaría en el Senado la segunda fase del artículo 155, la que permite tomar medidas de intervención contra una autonomía. Y se volvería a la legalidad, como si nunca se hubiera celebrado el Pleno del Parlament que los días 6 y 7 de septiembre aprobó la ley del Referéndum posteriormente suspendida por el Tribunal Constitucional.

"La pelota está en su tejado", insistieron las fuentes gubernamentales, que defendieron la importancia del respaldo del PSOE a la aplicación del 155, porque "transmite una imagen de seriedad al país". En cuanto a la búsqueda de mediaciones internacionales por parte de Puigdemont, matizaron que "la mejor mediación" que puede encontrar es la del Congreso de los Diputados.

Los voceros del Gobierno aseguraron también que en su acuerdo con el PSOE -que conlleva según los socialistas abrir la reforma de la Constitución dentro de seis meses- no se han pactado medidas de intervención concretas. Varios ministros se extendieron también en consideraciones sobre si hubo o no hubo una declaración unilateral de independencia el martes.

Al respecto, a primera hora de la mañana, el ministro de Asuntos Exteriores, Alfonso Dastis, consideró que Puigdemont no declaró la independencia el martes, aunque avanzó que el Ejecutivo central espera una respuesta clara del presidente de la Generalitat antes de actuar.

"Para nosotros no lo han hecho todavía", dijo Dastis, quien añadió que "no lo hicieron en la sesión plenaria del Parlamento" y, respecto a la firma de un documento de independencia por parte de los diputados independentistas, precisó que "lo hicieron en otra sala, rápidamente y solo una parte, sin dar a la oposición la posibilidad de expresarse". La declaración firmada por los independentistas, que todavía no ha sido presentada en el registro del Parlament, es considerada por muchos juristas como un mero pronunciamiento privado sin valor institucional alguno.

También a primera hora expresó sus puntos de vista el delegado del Gobierno en Cataluña, Enric Millo, quien confió en que Carles Puigdemont "no dará la espalda a esta oportunidad que se le da".

"Si se sitúa fuera de la legalidad, la situación será otra y la responsabilidad será exclusivamente de Puigdemont", advirtió Enric Millo en declaraciones a la emisora radiofónica RAC1, en las que añadió: "Si la respuesta fuera que se ha declarado la independencia, estaríamos en un callejón sin salida". A juicio del delegado del Gobierno en Cataluña, "Mariano Rajoy ha optado por anunciar la posible aplicación del artículo 155, pero abriendo una puerta al diálogo, dando la oportunidad de restablecer la situación".

También compareció a primera hora ante los micrófonos la ministra de Defensa, Dolores de Cospedal, quien afirmó que tiene "la casi completa seguridad de que no va a ser necesaria "la intervención de las Fuerzas Armadas en la crisis catalana", aunque, precisó, tienen la obligación de "estar preparadas" para defender al país dentro y fuera de sus fronteras.

Cospedal explicó que, aunque no se produzca una intervención, "hay muchas cosas y acciones que pueden realizar" las Fuerzas Armadas, como apoyo logístico o ayudas a las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado que actualmente están desplegados en Cataluña.

La ministra hizo estas declaraciones poco antes de asistir al acto central del Día de la Fiesta Nacional, el desfile madrileño de las Fuerzas Armadas, considerado por los observadores como un reconocimiento popular a la Guardia Civil y a la Policía Nacional, cuerpo que este año desfilaba por primera vez.

A su llegada en un Rolls Royce a la tribuna de autoridades, situada en la plaza de Lima, los Reyes fueron recibidos con aplausos y gritos de "viva España" y "viva la Corona", además de "Puigdemont a prisión".

Allí les esperaba, encabezado por el presidente Rajoy, el Gobierno en pleno -salvo el ministro de Economía, Luis de Guindos, de viaje en Washington-, junto a las más altas autoridades del Estado y a una amplia representación de líderes políticos. Felipe VI vestía uniforme de capitán general del Ejército del Aire.

Uno de los momentos más emotivos llegaron en el homenaje a los caídos, que en esta ocasión se dedicó a la memoria de las víctimas de los atentados yihadistas de Cataluña y a Ignacio Echeverría, muerto en los atentados de Londres este verano cuando se enfrentó a los terroristas.