Mariano Rajoy compareció ayer por la tarde en el Congreso para informar del requerimiento enviado por la mañana al presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, a fin de que confirme si el martes declaró la independencia de Cataluña. Su respuesta, vaticinó, "marcará el futuro de los acontecimientos" en los próximos días", porque "en su mano está volver a la legalidad". Y formuló un deseo "ferviente: Que acierte en su respuesta".

Al inicio de su intervención, en una sesión monográfica sobre la situación en Cataluña, el jefe del Ejecutivo acusó al Govern de valerse de su "posición institucional" para lanzar lo que denominó "un ataque desleal y muy peligroso contra las instituciones y la convivencia", subrayando que lo segundo es aún "peor", pues "los gobernantes" catalanes "han soliviantado la calle".

Rajoy no ahorró denuestos a la hora de calificar la consulta del 1 de octubre. "Ha fracasado estrepitosamente", aseguró, y sus resultados no sirven, "ni mucho menos" para "legitimar la independencia de Cataluña".

En su discurso, de unos cuarenta minutos de duración, el presidente del Gobierno se remontó a 2012 para intentar explicara cómo se ha llegado a la situación política que se vive ahora en la comunidad autónoma.

Relató, así, que cuando el entonces presidente catalán Artur Mas le pidió "un concierto económico para Cataluña", algo que en ese momento "no podía conceder" porque España se hallaba "al borde del rescate", su interlocutor le respondió que en tal caso el Gobierno debería "atenerse a las consecuencias".

Volviendo al presente, acusó a los independentistas catalanes de "echarse en brazos de la fuerza más antisistema, las CUP", y de "azuzar a unos catalanes contra otros". Dicho lo cual apeló al "catalanismo pactista" para conseguir "recuperar la convivencia".

Porque diálogo, debe haberlo, pero dentro de la ley, insistió el jefe del Ejecutivo, que en su segundo turno de palabra, después de la intervención de los portavoces de todos los grupos, matizó un poco más esta idea.

"Nunca me he negado a dialogar", señaló para empezar. Y certificó que el PP participará "activamente" en la comisión parlamentaria para modernizar el Estado autonómico que promueven los socialistas. Pero no sólo. Además, los populares "no nos negamos a estudiar una reforma de la Constitución". Lo que sí descartó Rajoy ya en su primera alocución es la mediación. "Ninguna constitución europea reconoce el derecho a la autodeterminación", aseguró (afirmación que después desmintió el portavoz del PNV, Aitor Esteban, con ejemplos), y remachó: "No hay mediación posible entre la ley democrática y la desobediencia o la ilegalidad".

Esteban, precisamente, fue uno de los portavoces que pidió a Rajoy que renuncie a aplicar el artículo 155 de la Constitución, un procedimiento cuyo primer paso se dio ayer con el envío del requerimiento a Puigdemont. El político vasco acusó a algunos diarios madrileños de "empujar" al presidente del Gobierno a "hacer cosas". El peneuvista se atrevió incluso a interpretar lo ocurrido el martes en el Parlament y a concluir que el mandatario catalán no declaró la independencia.

Rajoy recogió el guante cuando respondió a los portavoces, y después de repetir que "es muy importante" que Puigdemont "acierte" en su contestación al requerimiento, sugirió, algo irónico: "Basta con que diga lo que le hemos escuchado decir aquí al señor Esteban: que Puigdemont no declaró la independencia".

Un día para pensar

También el líder de Podemos, Pablo Iglesias, reclamó a Rajoy que se abstenga de seguir adelante con el 155. "No es día para polemizar", sino para "pensar con usted", arrancó Iglesias. "No hablamos de un problema de orden público ni legal, sino de uno político, el de la plurinacionalidad", con el que "hubo un tiempo" que el PP sabía "lidiar", hasta que recurrió el Estatut "para defender su intereses de partido".

El debate fue de buen tono hasta que, ya hacia el final, Carles Campuzano (PDeCAT) tachó de "falangista" al líder de Cs, Albert Rivera. Éste contestó que los "únicos golpistas" son los diputados de ese partido catalán. La presidenta, Ana Pastor, preguntó a Campuzano si accedía a retirar la palabra de marras, y como Campuzano se negase, lo hizo ella.

El portavoz de Foro, Isidro Martínez Oblanca, dio su apoyo a Rajoy , pero le pidió "poner coto a las ingenuidades" y una "mejor comunicación para explicar lo que está pasando", tanto "dentro de España como fuera".