La prensa internacional dedicó ayer amplios espacios, como viene haciendo desde hace días, a la crisis catalana. Diarios como el milanés "Corriere della sera" o el parisino "Le Figaro" la convirtieron incluso en su noticia de apertura. Una de las reacciones que más eco ha tenido ha sido la del semanario satírico francés "Charlie Hebdo", que le dedica su portada y un duro editorial.

En la portada, y bajo el titular "Los catalanes, más idiotas que los corsos", el semanario, alabado y criticado por su perenne irreverencia, publica un dibujo que representa a tres terroristas del extinto Frente de Liberación Nacional de Córcega, fuertemente armados, uno de los cuales dice: "Exigimos un debate".

La causa de un abordaje tan crudo de la crisis catalana, cuyo secesionismo no está respaldado por organización terrorista alguna, se encuentra en el editorial publicado en páginas interiores en el que se denuncia que "el referéndum de independencia organizado en Cataluña hace temblar a Europa", porque, "si todas las regiones europeas que tienen una lengua, una historia o una cultura propias empiezan a pedir su independencia, el Viejo Continente se hará enseguida pedazos, como los hielos polares afectados por el calentamiento global".

Para "Charlie Hebdo", dado que "hay unas doscientas lenguas en Europa", habría que pensar en crear doscientos nuevos países. "Y ¿por qué no hacer tantas declaraciones de independencia como quesos y vinos diferentes hay en Europa", se pregunta, antes de añadir: "Independencia, pero ¿de quién? La independencia es legítima cuando busca la liberación frente a la tiranía o la opresión. Sin embargo, ¿de qué destino trágico quieren liberarse hoy los catalanes?"

"La independencia de Cataluña no pretende liberar a la región de una tiranía que ya no existe, ni favorecer que prospere la economía, que ya lo hace, y, mucho menos, conseguir el derecho a hablar una lengua que está permitida desde hace mucho tiempo".

"Charlie Hebdo" arremete contra la fascinación que la palabra "independencia" suscita en parte de la izquierda europea y denuncia que detrás de ella no siempre se esconden "nobles propósitos" sino, a menudo, el "nacionalismo de las regiones más ricas".

"Casi parece escucharse la voz de la despreciable Margaret Thatcher: 'Que me devuelvan mi dinero'", prosigue el semanario, antes de concluir: "La obsesión identitaria que se adueña de Europa como el moho de las frutas alcanza a la extrema derecha, pero también a la izquierda. Porque tanto el nacionalismo de derecha como el de izquierda tienen algo en común: el nacionalismo".