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Las consecuencias de mudarse a 538 kilómetros

El Banco Sabadell tomará el camino que marca el corredor mediterráneo para llevar su sede fiscal de Barcelona a Alicante. A 538 kilómetros. A otra ciudad también bañada por el mismo caliente mar, pero donde los riesgos de secesión de España cotizan a la baja y casi ni se plantean. ¿Qué implicaciones puede tener esta decisión? La respuesta depende del punto de mira, aunque, una posible es la mayor tranquilidad que el cambio ofrece a clientes e inversores.

| Para los impuestos. El centro social es el lugar desde el que se administra la sociedad mercantil y eso marca el pago de tasas como el actividades económicas que, con este cambio, el Sabadell dejará de abonar en Barcelona para pagar en Alicante. También la provincia valenciana se beneficiará de algún que otra tasa. Ese viaje no lo hará el impuesto de sociedades, que recauda el Estado y que seguirá recolectando Madrid.

| Para los trabajadores. La mudanza de su sede social no tiene por qué arrastrar también a sus trabajadores. Sabadell puede seguir manteniendo su cuartel general y centro operativo en tierras catalanas como ahora. De hecho, en el mundo de la banca española hay varios casos así.

| Para los clientes. El cambio de sede provoca que los activos y los pasivos de la entidad financiera sigan rigiéndose por la legislación española. Eso borra cualquier incertidumbre para muchos de sus clientes. Mantener la sede en España hace que los ahorros estén garantizados por el Fondo de Garantía de Depósitos, que cubre hasta 100.000 euros por titular.

| Para los accionistas. El nerviosismo se acrecentó entre los accionistas del Sabadell en los días posteriores a la celebración del referéndum. Sus títulos llegaron a caer más de un 10% en bolsa. Ahora, tras el anuncio del cambio de sede, sus acciones han vuelto a ganar parte del terreno perdido.

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