El llamamiento hecho el lunes por el presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, para que se produzca una mediación internacional "apadrinada" por la UE en la crisis catalana parece estar encontrando escasa acogida en los interpelados. La Comisión Europea (CE) dejó ayer meridianamente claro que no se convertirá en instancia mediadora, y el Parlamento Europeo, que debatió el asunto en reunión plenaria, aunque sin someter a voto resolución alguna, se mostró unánime en la necesidad de que haya diálogo, pero dentro de la ley.

Todo se produjo en la misma sesión, celebrada en Estrasburgo, que fue abierta por el vicepresidente primero de la CE, Frans Timmermans, quien subrayó que la insurrección de las instituciones catalanas es un asunto interno español, por lo que no ha lugar a una mediación de Bruselas. Para Timmermans, les corresponde "a los 46 millones de españoles decidir su futuro" y, por lo tanto, son ellos quienes "deben buscar la solución y encontrarla".

Timmermans, que lamentó las acciones violentas que se registraron el pasado domingo durante las votaciones ilegales, evitó hacer una condena explícita de la violencia policial, y justificó incluso el uso de la fuerza "proporcionada" para hacer valer la ley. Esta consideración fue acogida con rechazo por el director general de los Mossos d'Esquadra, Pere Soler, quien se mostró "muy decepcionado".

La idea del diálogo legal fue también expuesta por el líder del Partido Popular Europeo (PPE), el alemán Manfred Weber, quien estimó que ese diálogo se tiene que producir "dentro de España y de la ley española", con lo que también descartaba cualquier posibilidad de mediación internacional. "Por favor, siéntense a hablar juntos", recomendó al Gobierno y a la Generalitat.

El líder de los socialdemócratas, Gianni Pittella, mostró su preocupación por una eventual declaración unilateral de independencia (DUI), que dijo sería una "provocación adicional" y añadiría "gasolina al fuego".

El político socialista italiano se dirigió al presidente Rajoy para señalarle que su gestión de la crisis "debería haber sido diferente", ya que "los catalanes aportaban propuestas serias", consideró.

Desde Berlín, el portavoz del Gobierno alemán, Steffen Seibert, admitió que España está "ante un conflicto interno muy difícil" y puso el énfasis en "es tarea de todo Gobierno hacer respetar el orden constitucional", único marco en el que puede hallarse una solución. Seibert se zafó de las numerosas preguntas sobre la violenta actuación policial del domingo e insistió en que el referéndum de independencia era ilegal.