La mañana de domingo es diferente hoy en Cataluña. Los gallegos que residen en territorio catalán viven con expectación todo lo que sucede en torno a la jornada del 1-O. "De momento, está todo tranquilo, pero a ver cómo acaba todo esto", asume Antonio Valado, natural de As Neves y propietario del Restaurante "Faro de Vigo", ubicado en las cercanías de la Diagonal barcelonesa, mientras realiza los preparativos para atender a la clientela como una jornada dominical más.

"En esta zona no hay tanta movida, de momento, estamos tranquilos", afirma. Tras una noche de tensión, con la ocupación de los colegios electorales, la mañana se desarrolla con incidentes a los es ajena la zona en la que se encuentra este establecimiento. Si bien, la cuestión catalana viene acaparando la actualidad de sus vidas desde hace tiempo. "Yo creo que las dos partes lo han hecho mal", sentencia Valado.

Lena Blanco es una periodista natural de Bueu que reside en el barcelonés Barrio de Sants y que está viviendo a pie de calle la jornada del referéndum. "La situación a lo largo de esta semana estaba calmada hasta que la policía inició las detenciones", explica Blanco, que añade que "hay gente que no entiende que en lugar de fomentar el diálogo se envíe a más policías, lo que provocó que mucha gente indecisa y que no era independentista haya salido a manifestarse para defender el derecho a votar".

"En mi círculo, la gente defiende una votación legal con una campaña del sí y del no", relata la periodista buenense, que da también su visión personal sobre el conflicto: "A ver, yo hubiera votado si las cosas estuviesen claras, pero realmente no me dan garantías ni unos ni otros porque el gobierno central no me transmite seguridad, ya que creo que se podría usar la fuerza, y los independentistas, tampoco".

A Lena Blanco lo que le preocupa ahora es estabilidad social: "Ojalá no pase nada más grave. Mi calle estaba a las 9.00 horas llena de gente que iba a votar, mucha más que en otras elecciones". El ambiente en las calles de Barcelona es hoy distinto: "A la gente se la nota como emocionada, también hay otros que optan por manifestarse. En mi zona hubo cargas policiales".

La viguesa Estefanía Mariño vive en Barcelona, donde trabaja como asistente personal de un cirujano. La ciudad vive hoy un domingo diferente entre los efectos del referéndum, si bien ella ha optado por vivirlo desde su domicilio. "Hoy estoy recluida en casa pero por iniciativa propia. Hace once días, desde las detenciones de la Guardia Civil, evito las calles conflictivas porque siempre hay jaleo, manifestaciones y altercados", asegura Mariño, quien trata de tomárselo con cierto relajación: "Me entero de lo que está pasando hoy por la tele aunque por ahora no hay tanques en la Diagonal... Se está desmadrando todo en todos los sentidos", añade.

"Lo que vemos por la calle está bastante tranquilo pero vivimos en el Eixample y el colegio más cercano está por detrás del edificio así que no lo vemos", afirma Estefanía, quien relata que "mi compañera de piso, que es catalana pero no está interesada en el Procès, aprovechó ayer para ir a comer con sus padres y así tampoco salía de casa hoy. Nos quedamos aquí tranquilas y si hay que tomar una cerveza hoy lo haremos en casa".

Sobre el "procés", la viguesa, que vive desde hace 15 años en Barcelona y está censada desde hace 10, entiende "que quieran votar pero me parece absurdo que se haya montado esta campaña de odio por ambas partes que no beneficia a nadie. Han llegado a un punto, generado tanta animadversión en el resto de España en el que si el referéndum se celebrase en toda España se votaría a favor de la expulsión de Cataluña".

"Lo que yo les digo siempre", añade, "es que si los que tanto luchan por votar ahora hubiesen votado en las generales la situación actual sería bien distinta y a lo mejor no estaríamos como estamos. Tal vez el referéndum se podría haber hecho y serviría para algo".

El también vigués Miguel Díaz trabaja desde hace dos años en una consultoría en Barcelona y vive en el barrio del Eixample. La jornada del 1-O le ha afectado de lleno en su labor profesional: "A nosotros desde el trabajo nos mandaron traer los ordenadores a casa por si mañana o pasado se viven situaciones complicadas". "Se habló de una posible huelga general o incluso de los transportes", asegura Díaz.

El joven vigués está siguiendo a pie de calle la jornada y relata lo que está viendo esta mañana: "Los colegios están llenos de gente, pero mucha después de votar se ha quedado en él para que dé sensación de tumulto". "Vamos a quedar un grupo de gallegos ahora al mediodía para seguir al minuto el referéndum. La verdad sí que estamos un poco nerviosos, a ver que pasa mañana", concluye Miguel Díaz.