La negativa del PSOE a respaldar una moción de Ciudadanos, para dejar constancia del apoyo del Congreso a la actuación del Gobierno en el conflicto catalán, rompió ayer el frente constitucionalista y privó a Rajoy de un explícito respaldo parlamentario a su posición frente al independentismo. Los socialistas justificaron su rechazo a la iniciativa de Albert Rivera la no haber aceptado incorporar al texto la disposición de los grupos a buscar una salida "pactada y legal" a la situación creada por la convocatoria del referéndum del 1 de octubre.

Las discrepancias entre el PSOE y Ciudadanos se dejaron sentir horas antes de la sesión parlamentaria, cuando la formación naranja fue la única, junto con ERC, en oponerse en la Junta de Portavoces a la iniciativa socialistas de abrir una comisión de diálogo sobre Cataluña después del 1-O. El líder de C's, Albert Rivera, justificó su postura por el rechazo "a pastelear" con quienes "están dando un golpe a la democracia".

Pese a ese desencuentro, Rivera consideraba casi hecho el apoyo del PSOE a su iniciativa de respaldo al Gobierno, en consonancias con el arropamiento que la formación que lidera Pedro Sánchez viene dando a las intervenciones del Ejecutivo en el conflicto catalán. Los socialistas presentaron una enmienda a la proposición de Ciudadanos para dejar constancia del amparo del Congreso a los alcaldes contrarios a la consulta soberanista y comprometer a quienes la suscribieran a "buscar una salida pactada y legal" a la situación catalana. El rechazo de Ciudadanos a este añadido provocó el fracaso de su moción en el pleno, que sólo obtuvo el respaldo del PP, 158 votos en total, frente a los 166 en contra.

La posición de los socialistas reabrió las heridas de la reciente guerra interna. Cuatro de sus diputados se abstuvieron pese a que la dirección del grupo había dado instrucciones de votar en contra de la propuesta, tras un intenso debate que se prolongó hasta minutos antes de la votación. Alrededor de una decena de parlamentarios, pertenecientes en su mayoría al sector crítico con Pedro Sánchez, pretendía que el PSOE se abstuviera, lo que habría permitido que la Cámara Baja respaldara al Gobierno. En defensa de la abstención medió ante la portavoz del grupo, Margarita Robles, el expresidente castellanomanchego José María Barreda, en ocasiones acompañado por el valenciano Cipriá Ciscar. Junto a ellos, apostaban también por abstenerse la exportavoces parlamentarios socialistas Soraya Rodríguez y Antonio Hernando y los diputados José Manuel Camacho, Ignacio Urquizu, Ricardo Cortés, Artemio Rallo y Antonio Gutiérrez Limones. Al final, Soraya Rodríguez fue la única de los cuatro diputados que se abstuvieron que defendió el suyo como un voto en conciencia, mientras que el resto lo atribuyeron a un error.

Pese al rechazo a la iniciativa de Ciudadanos, Margarita Robles trasladó al portavoz del PP, Rafael Hernando, y al secretario de Estado de Relaciones con las Cortes, José Luis Ayllón, que su apoyo al Ejecutivo se mantiene intacto. La portavoz del PSOE en el Congreso instó antes del pleno al Gobierno a no esconderse "detrás de las togas" y a que deje los intentos de endosar a los socialistas la "patata caliente" de la posible aplicación en Cataluña del artículo 155 de la Constitución, que es una "competencia exclusiva" del Ejecutivo. Un análisis difundido ayer por FAES, la fundación del expresidente Aznar, apunta que el artículo 26 de la Ley de Estabilidad Presupuestaria permite aplicar "gradualmente" el artículo 155 a través de mecanismos administrativos de control del gasto.