El subdelegado del Gobierno en Barcelona, el castrillonense Emilio Ablanedo, elogió la coordinación entre los Mossos d'Esquadra y el resto de las fuerzas de seguridad. El Gobierno ha condecorado a los mossos que abatieron a los terroristas y asociaciones como la Unión de Guardias Civiles han encomiado la labor de estos agentes. Sin embargo, surgen voces críticas, también desde el ámbito policial, como el SUP o la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC), que hablan de falta de coordinación.

La pregunta es si se pudo hacer más. Sobre la medianoche del miércoles explotaba el chalé de Alcanar. Los Mossos se hacen cargo del caso y concluyen que fue una explosión de gas, posiblemente en un laboratorio de droga. El mayor de los Mossos, Josep Lluís Trapero, diría luego que no se advirtió el gran número de bombonas que guardaban los yihadistas.Tampoco se dio importancia a las hojas de Corán desperdigadas por el recinto. La inspección ocular del chalé se demoró hasta el día siguiente. Lo cierto es que la deflagración se escuchó en San Carles de la Rápita y los guardias del cuartel acudieron de inmediato, pero no se les dejó entrar, ni se echó mano de los TEDAX, que quizá hubiesen descubierto que no se trataba de una explosión de gas, a la vista de que los escombros estaban derrumbados sobre sí mismos y había restos de triperóxido de triacetona, el explosivo preferido del Estado Islámico.

Tampoco se interrogó en el hospital al herido en la explosión, Mohamed Houli Chemlal, uno de los miembros de la célula, quien ayer confesó que iban a atentar contra diferentes monumentos.

Algo que critican tanto el SUP como AUGC es que no se ha compartido información entre diferentes cuerpos, lo que hubiese permitido andar sobre aviso de la presencia en Ripoll y Alcanar del imán Abdelbaki Es Satty, discípulo de uno de los implicados en la operación "Chacal I" que llevó a cabo la Policía Nacional en 2007. Tampoco trascendieron los movimientos de Es satty en la cárcel de Tarragona, donde intimó con uno de los condenados del 11-M, Rachid Aglif. A esto hay que añadir que no se actuase contra los "okupas" de Alcanar. Al parecer, los vecinos se habían quejado. Resulta chocante, teniendo en cuenta que Cataluña es la punta de lanza del yihadismo en España, y que incluso Marruecos cuenta con espías infiltrados. Tampoco los familiares de los reclutados abrieron la boca.

Las críticas se extienden a la inexistencia de bolardos en las Ramblas, aconsejada por Interior. El Ayuntamiento de Barcelona se negó a ponerlos porque "coartaba la libertad". Lo cierto es que no estaban instalados ni siquiera en la Puerta del Sol. Y en las Ramblas tampoco había vigilancia.

Tras el atentado, en opinión de algunos, se multiplican los fallos. El conductor de la furgoneta de las Ramblas, Younes Abouyaaqoub, pudo huir sin ser molestado, caminar hasta la Ciudad Universitaria y matar allí a puñaladas a Pau Pérez para quitarle su Ford Focus. Los Mossos han aducido que la prioridad era atender a las víctimas. La operación "jaula", además, fracasó. Abouyaaqoub arrolló a una sargento de los Mossos. Hasta diez veces dispararon al coche, sin darle. Luego abandonó el Ford en San Just Desvern. Durante horas, Pau Pérez fue considerado terrorista.

Tras el primer atentado, las autoridades catalanas dijeron que no habría más ataques. Pero justo esa noche se produce el de Cambrils. Los cinco yihadistas se estrellan al verse descubiertos por los Mossos. Una mujer pierde la vida arrollada. Un agente, antiguo legionario, abate a cuatro de ellos. Uno escapa, dos mossos que patrullaban de incógnito lo eliminan de once disparos, de los cuales le alcanzan tres. Anteayer lunes se localiza a Abouyaaqoub, que también muere a tiros. Ni uno vivo para dar detalles de la célula._Los Mossos aducen que no cabía otra actuación. Para rematar, está el caso del niño australiano dado por desaparecido. Dos días después dijeron que estaba en el hospital, para unas horas más tarde informar de que había muerto.