El Concello de Santiago colocará bolardos, grandes maceteros u otras medidas de protección física que de forma permanente impidan el acceso de camiones y furgonetas a la Praza do Obradoiro. El pasado 25 de julio y en Navidades, ya como medida preventiva, se colocaron furgones policiales que bloqueaban el paso de vehículos pesados hacia la Catedral de Santiago.

Tras el atentado de Barcelona, se urgirá la colocación de bolardos o maceteros. Era una medida ya prevista, explicaban ayer desde el consistorio compostelano. De hecho, en los remanentes de los presupuestos se recogía una partida económica para medidas de protección de carácter más permanente en la calle San Francisco, por lo que en cuanto se pueda hacer uso de esa partida se procederá a su instalación, informaron desde el consistorio santiagués. La calle San Francisco es la vía con circulación de vehículos más próxima a la Praza do Obradoiro. El resto de calles en los alrededores de la Catedral son solo de uso peatonal.

El pasado mes de diciembre la Policía Nacional ya recomendó a todos los ayuntamientos de España que los espacios públicos, "con alta concurrencia de personas", se protegieran con grandes maceteros o bolardos para evitar atentados como el de Niza y Berlín.

El objetivo era "dificultar o impedir la entrada de vehículos, permitiendo únicamente el acceso controlado de los que estén debidamente autorizados". En las Ramblas, no había ni bolardos ni maceteros, y la decisión de no colocarlos por parte del consistorio barcelonés ha sido cuestionada.

En Santiago, un día después de la tragedia en la capital catalana, el alcalde, Martiño Noriega, se reunió y mantuvo contactos con los mandos de la Policía Nacional, la Delegación del Gobierno y la Policía Local. Aparte de incrementar la presencia policial en los lugares con más afluencia de la ciudad, abordó la colocación de bolardos y maceteros en los accesos a la catedral, pero también en otros lugares.

Ese mismo día, el viernes, el Sindicato Unificado de Policía (SUP) reiteraba su petición de instalar bolardos "a la mayor celeridad" en los principales accesos al casco histórico para evitar ataques terroristas como los sucedidos en Cataluña, al tiempo que reclamaba más medios y efectivos.

El Concello de Santiago volvía a hacer ayer un llamamiento a la tranquilidad y abogababa por no generar situaciones de alarma. Tampoco el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, quiere "poner el foco" en esta meca de la peregrinación. Así lo dijo el viernes, tras guardar un minuto de silencio por las víctimas de la tragedia de Barcelona. Ayer la Catedral de Santiago volvió a registrar colas de turista y peregrinos, y la Praza do Obradoiro y sus calles adyacentes se llenaron con visitantes de todo el mundo.

Santiago no es el único concello que ha tomado nuevas medidas, tras el atentado terrorista. En la ciudad de Pontevedra, que el viernes celebró el desfile de la Batalla de las Flores, la Policía Local ya adoptó medidas extraordinarias como identificar a los conductores de vehículos que circulaban por la zona o cruzar los coches policiales a modo de barrera en la calle.

Además la Delegación del Gobierno en Galicia ya anunció que, después del doble atentado islamista de Barcelona, se reforzará la presencia policial en las zonas más concurridas y en el acceso a las ciudades. Galicia, igual que el resto de España, está en nivel cuatro de alerta terrorista, es decir muy alto. Estaba antes de la barbarie de Barcelona y se mantiene. El siguiente nivel, el 5, supondría desplegar al Ejército en las calles.

En lo que va de verano, en la comunidad ya se reforzó la vigilancia policial con 252 agentes más: 170 de la Guardia Civil y 82 de la Policía Nacional.

Su misión es intensificar el control en zonas de gran afluencia turística o lugares donde se celebran acontecimientos culturales o conciertos. Tambien vigilan estaciones de trenes, autobuses, puertos y aeropuertos.