El vigués Fausto Iglesias relata cómo se enteró del ataque, a unque trabaja cerca del lugar de los hechos, a través de las noticias y el Whatsapp.

Tanto él como su mujer se encontraban en sus respectivas oficinas durante el atentado. Cuando volvió a casa estaba todo cortado y había mucho tráfico. "La situación fue caótica. Mi mujer estaba trabajando justo en la calle paralela a Las Ramblas. En teoría salía un poco más tarde de la hora a la que se produjo el atentado, a las 5:30. Las autoridades les recomendaron no salir de las oficinas y posteriormente los obligaron a permanecer dentro por su seguridad. Al final salió a las siete, aunque ni taxis ni buses entraban en la zona acordonada. Fuera de ella funcionaban autobuses sin coste que permitían alejarse de la zona para ir a sus casas, con recorridos especiales; esos buses se llenaban y salían lo más rápido posible para facilitar los desplazamientos", explica Fausto, quien añade que "son barrios con muchos trabajos y comercios, donde sabían que si todos salían a la vez podía generarse una situación de caos".