La Guardia Civil y la Policía Nacional han detenido a 66 integrantes de una banda de narcotraficantes, a quienes se les imputan los delitos de tráfico de drogas, tenencia de armas y pertenencia a organización criminal, así como el homicidio de una mujer cometido en marzo pasado en Salamanca.

Según ha informado la delegada del Gobierno en Castilla y León, María José Salgueiro, la Operación Infierno ha permitido desarticular una banda de narcotraficantes que actuaba principalmente en varias provincias de Castilla y León como Zamora, Salamanca, Valladolid y Palencia, pero también en Madrid, Castilla-La Mancha, Navarra y La Rioja, donde se han realizado varios registros.

Actualmente 21 de los 66 detenidos se encuentran en prisión preventiva, mientras que el resto se encuentran en libertad con cargos y contra otros tres pesa una orden de búsqueda y captura, por lo que los encargados de explicar la operación han preferido no aportar más detalles sobre la misma, como los nombres de algunos de los clanes familiares a los que pertenecen.

Han sido incautadas una gran cantidad de sustancias estupefacientes -cocaína, heroína, marihuana y hachís-, 26.000 euros en metálico y armas, algunas de ellas de guerra como un fusil de asalto Kalashnikov y un subfusil UZI marca ERO, por lo que el jefe de la Guardia Civil en Castilla y León, Francisco Javier Sualdea, ha calificado a este grupo de "muy violento".

De hecho, entre los crímenes cometidos por algunos de los ahora detenidos figura el homicidio de una mujer en el barrio salmantino de Pizarrales el pasado 7 de marzo, quien fue hallada en el interior de una vivienda incendiada, al parecer para intentar eliminar pruebas que pudiera incriminar a sus autores.

Sobre este crimen, los investigadores creen que el móvil fue el cobro de una deuda pendiente por venta de droga y, aunque desde el inicio de las pesquisas los agentes tuvieron claro quiénes eran los supuestos autores, la conexión del homicidio con otras ramificaciones de esta organización criminal hizo que se postergara su detención para no interferir en el resto de fases.

El jefe superior de Policía de Castilla y León, Jorge Zurita, ha destacado que el origen de esta operación es la "alarma social" creada en el barrio zamorano de Las Llamas, donde al parecer operaba el clan de "Los Chinches", pero que tenía conexiones con otros grupos organizados y jerarquizados en Valladolid y Salamanca.

Al parecer, los dirigentes de la organización operaban desde Madrid y Salamanca para abastecer de sustancias estupefacientes a los intermediarios, quienes se ocupaban de transportarlas a otros investigados en Zamora y Valladolid, desde donde a su vez se distribuían a puntos de venta 'al menudeo' en Palencia y en las poblaciones de Benavente (Zamora) y Villafrechós (Valladolid).