Pedro Sánchez y Pablo Iglesias se verán mañana las caras por primera vez en más de un año. Será en el Congreso, y en una reunión que llega después de que el reelegido secretario general del PSOE saliera triunfante de su pugna con los barones que defendieron la abstención ante el PP y le dieron por muerto. Después, también, de que el líder de Podemos fracasara en su intento de derribar a Mariano Rajoy en una moción de censura que, todo lo más, sirvió para abrir expectativas de una colaboración futura con los socialistas.

La intención de Iglesias es convencer al PSOE de la necesidad de presentar otra tentativa destituyente contra Rajoy. Pero ese objetivo está lejos de aparecer en el horizonte inmediato de Sánchez. Lo confirmó ayer la portavoz en el Congreso, Margarita Robles, en una entrevista en el diario "La Razón". Para la exmagistrada del Supremo, "la moción de censura no entra en la agenda del PSOE en este momento".

Ciñéndose al guión, Robles insistió en que la prioridad ahora es buscar soluciones para combatir el paro juvenil y garantizar las pensiones. E Iglesias, esta vez, parece haber pillado el mensaje, así que no apremiará a Sánchez con la presentación de otra moción de censura: dejará que sea el líder del PSOE el que marque el ritmo. Por ahora.

En cualquier caso, a la reunión de mañana acudirá con peticiones. El secretario general de Podemos pretende aprovechar el encuentro para hablar de pobreza infantil, además del plan de rescate juvenil de Sánchez, y lo más peliagudo: quiere convertir en un no la anunciada abstención del PSOE en la votación del próximo jueves sobre el tratado de libre comercio con Canadá (CETA). Para Iglesias, la abstención solo supone dar "medio paso", y él propone que los socialistas den el "paso completo" y frustren la aprobación del acuerdo. Y para presionar, arguye que ésa es la opción que preferirían los miles de militantes que tan notorio triunfo le dieron a Sánchez en las primarias.

Pero no habrá tal, porque el líder socialista no quiere reabrir tan pronto pugnas ni viejas heridas: se conforma con marcar perfil de izquierdas y llamar la atención sobre un acuerdo que, según la nueva dirección del PSOE, puede poner en riesgo 200.000 empleos comunitarios.

Y hace bien, porque además del apoyo de Podemos, Sánchez busca el de Ciudadanos, ferviente defensor del CETA, y con cuyo presidente, Albert Rivera, se reunirá el miércoles, en un intento de superar los vetos cruzados entre la formación naranja y la morada. Rivera, que quiere ante todo estabilidad, no tomará parte en ninguna operación para derribar a Rajoy, pero, lo mismo que Iglesias, acudirá al encuentro con peticiones y propuestas: reforma de la ley electoral, supresión de los aforamientos y reducción de los mandatos.