Felipe VI completa este lunes su tercer año de reinado, en el que, tras los diez meses de provisionalidad política, ha revitalizado su agenda internacional, tanto en España como en el extranjero, y se prepara para el ya cercano viaje de Estado al Reino Unido, con una importante visita a Marruecos en el horizonte.

Este 19 de junio no habrá una actividad pública conmemorativa de la proclamación, como la innovadora ceremonia del primer aniversario en la que los Reyes condecoraron a ciudadanos anónimos por su conducta ejemplar, pero don Felipe y doña Letizia sí hacen coincidir la fecha con un encuentro en el Museo del Prado que hará visible el apoyo de la Corona a la educación cultural de los jóvenes españoles.

El ritmo de actividades oficiales de los Reyes recuperó a finales del pasado año la velocidad de crucero tras la toma de posesión en noviembre del nuevo Gobierno de Mariano Rajoy, después de un largo periodo de interinidad inédito en democracia, que requirió cinco rondas de consultas políticas en el Palacio de la Zarzuela y tres debates de investidura en el Congreso.

No tardó en llegar un viaje de Estado de los Reyes a Portugal, el segundo a un país vecino tras el dedicado a Francia en 2015, y a mediados de enero tuvo lugar finalmente la visita oficial de Felipe VI a Arabia Saudí, estratégica para los intereses económicos españoles, que el fallecimiento de un hermano del rey Salman obligó a retrasar dos meses.

Además de intervenir en abril ante la asamblea parlamentaria del Consejo de Europa en Estrasburgo, don Felipe ha protagonizado en esta primera mitad de 2017 un viaje a Jordania para participar en el Foro Económico Mundial sobre Oriente Medio y África del Norte y otro a Kazajistán para asistir a la inauguración de la Exposición Internacional de Astaná.

Su presencia en ambas citas le ha permitido no solo reunirse con sus anfitriones, sino también mantener encuentros con otros mandatarios, entre ellos los presidentes de China, Xi Jinping, y Rusia, Vladimir Putin, así como los de Uzbekistán, Irak, Níger y el de la Autoridad Palestina, que complementa su entrevista de 2016 en Jerusalén con el presidente israelí con ocasión del funeral de Simón Peres.

El desbloqueo de la situación política en España dio vía libre no solo al compromiso pendiente con Arabia Saudí, sino también a la visita de Estado de los Reyes a Japón, invitados por los emperadores de la dinastía reinante más antigua del mundo, que tuvo lugar en abril, y al por dos veces aplazado viaje de Estado al Reino Unido, el primero en más 30 años, finalmente programado para julio.

Faltan por concretar, ya a partir del verano, otra importante visita de Estado, esta vez a Marruecos, y el viaje anual de cooperación de la Reina Letizia, sin olvidar que la diplomacia española trabaja ya con la posibilidad de una visita de Felipe VI a Cuba, donde acudió el Rey Juan Carlos en noviembre para representar a España en la ceremonia de despedida del fallecido Fidel Castro.

En total, son ya unos 40 viajes al extranjero desde aquella visita al Vaticano tras la proclamación -entre ellos dos cumbres iberoamericanas y tres asambleas de la ONU-, a los que se suman numerosos contactos internacionales en España, donde ha recibido en los últimos meses al argentino Mauricio Macri y al costarricense Luis Guillermo Solís, después de ser en 2016 anfitrión de Barack Obama.

En muchos de estos encuentros, diplomáticos presentes destacan de don Felipe su alto grado de preparación y conocimiento de los distintos puntos de cada agenda bilateral, así como su soltura y aplomo a la hora de defender los intereses de España, por lo que le consideran un activo fundamental para la política exterior española.

Este tercer año de reinado es también el del desenlace judicial del caso Nóos, con el sabor agridulce de una sentencia absolutoria para la infanta Cristina y condenatoria para Iñaki Urdangarin, que no altera el distanciamiento público entre el Rey y su hermana puesto de relieve con la retirada del título de duquesa de Palma y visible cuando coincidieron en el funeral de Alicia de Borbón-Parma.

Hace tres meses, Felipe VI aprovechó los primeros mil días de reinado para reafirmar su compromiso al servicio de todos los españoles "aprendiendo con humildad", porque, según explicó, de forma gráfica, "aunque uno esté en la cúpula del Estado, hay que mantener los pies bien pegados a la tierra, a la base".

Con un "mandar es servir" resumió esta misma filosofía el pasado día 2, en el aniversario del anuncio de abdicación de don Juan Carlos, cuando compartió con su padre un simbólico acto en la Escuela Naval de Marín -donde recibieron formación militar tanto él como su padre y su abuelo-, en el que proclamó su disposición a "servir a España en todo momento, liderando y dando ejemplo".