El expresident Jordi Pujol ve a Cataluña ante "un grave riesgo" de "residualización" y de "disolución lenta" y demanda, para evitarlo, la movilización de "todos" los "activos morales" de la sociedad catalana en lo que califica "tiempo de incertidumbre".

Éste es el diagnóstico que hace el exmandatario en un artículo fechado el pasado 20 de abril y que ayer publicó el diario "Ara" por mediación de la Associació Serviol, habitual canal de difusión de las reflexiones del expresident.

Pujol tiene ante sí una compleja situación judicial: tanto él como su esposa, Marta Ferrusola, y sus siete hijos están imputados en diversos sumarios por corrupción y delitos económicos y fiscales, y su primogénito, Jordi Pujol Ferrusola, está en la cárcel desde hace un mes.

Según el expresidente catalán, "vivimos un tiempo de incertidumbre respecto al futuro de Cataluña debido al creciente distanciamiento que se ha ido produciendo entre Cataluña y el resto del Estado" y esto, en un contexto de cambios muy generales, "justifica un estado de ánimo preocupante para el futuro de nuestro país", informa Efe.

Aunque Pujol no afirma en ningún momento de forma explícita que él sea favorable a la independencia de Cataluña, sí que afirma que el contexto actual "obliga a una movilización de todos nuestros activos morales y económicos, culturales y técnicos, sociales y políticos para superar esta situación". También subraya que Cataluña "no va a renunciar a su proyecto, porque es bueno para toda la gente que vive y trabaja en Cataluña, es un buen proyecto, y está asumido y defendido con energía y dignidad, no con palabras vacías".

Después de analizar la situación actual, concluye que la movilización resulta necesaria "porque la confrontación que ahora hay es muy fuerte, y como claramente se nos da a entender" renunciar al proyecto soberanista "significaría un grave retroceso para nuestro país y para nuestra sociedad".

"Todo tipo de altavoces oficiales y oficiosos, políticos y mediáticos, ya hace días que lo anuncian, volveríamos muchos años atrás" y, en consecuencia, "correríamos un riesgo grave de residualización de Cataluña".

Según el expresidente de la Generalitat, el país "puede sentirse amenazado, porque lo está, y lo está porque no acepta la propuesta de lenta disolución que se le hace, que le quieren imponer".

El exmandatario autonómico matiza que, aunque él ve la actual situación como "preocupante", también hay que tener presente que "en el ánimo colectivo catalán hay una mezcla de determinación y de autoestima, de interrogación y de voluntarismo, de realismo y de conciencia de la evolución general del país que permite tener esperanza".