Pedro Sánchez quiere reescribir el relato de la gestora, que lo hacía responsable de los peores resultados electores de la historia del PSOE, y defiende que el declive que ha llevado a los socialistas a su precaria situación actual comenzó en 2011, al término del mandato de Zapatero. Esa es una de las 84 enmiendas de los "sanchistas" a la ponencia política que se someterá al voto de los mil delegados que participarán en el 39 Congreso Federal del 17 y 18 de junio. Entre esas modificaciones figura también el propósito de "perfeccionar el reconocimiento del carácter plurinacional del Estado", para lo que proponen una reforma federal de la Constitución.

Las enmiendas conformaban los puntos principales del programa con el que Sánchez concurrió a las elecciones internas. Son el resultado debate entre más de 300 expertos y unos 9.000 militantes, según los sanchistas, que ahora pretenden incorporarlas al documento encargado por la gestora al diputado vasco Eduardo Madina y en cuya elaboración no participaron. La idea de plurinacionalidad no figura en esa ponencia política, por lo que el sector del nuevo secretario general defiende su inclusión, manteniendo que "la soberanía reside en el conjunto del pueblo español".

Uno de los aspectos más simbólicos es la propuesta de que el documento que salga del congreso fije 2011 como inicio del declive electoral del partido, suprima la referencia a las derrotas históricas de 2015 y 2016 y reconozca que en esos comicios los socialistas evitaron el "sorpasso" de Podemos. "Intentamos poner los puntos sobre las íes sobre la evolución electoral del partido", defendió ayer Manuel Escudero, uno de los coordinadores del programa político de Pedro Sánchez.

Críticas a la abstención

Las enmiendas trasladan también a la ponencia las críticas del "sanchismo" a la abstención en la investidura de Rajoy, cuando se dejó "el camino expedito al PP en unos momentos en que los españoles están especialmente sensibilizados ante las agresiones sociales y laborales, y los escándalos de corrupción que azotan al PP, sin olvidar la crisis territorial que se sufre en Cataluña".

Las enmiendas recogen también la derogación de la reforma laboral y el aumento gradual hasta 2020 de salario mínimo para alcanzar los 1.000 euros.

Respecto a los cambios en el modelo de partido, Sánchez defenderá que la revocación o censura de un secretario general sea motivada y acordada por un mínimo del 51 % de votos del comité federal (u órgano equiparable a otro nivel territorial) y que tenga la aprobación de la militancia en una consulta. Defiende la obligatoriedad de someter a la militancia los acuerdos de gobierno y fija un máximo de 90 días para los mandatos de las gestoras, a las que despoja de poder político.

Frente a un debate político todavía pendiente de resolver, el nuevo líder del Partido Socialista tiene expedita la formación de su Ejecutiva.

"Me parecerá bien todo", afirmó ayer Susana Díaz para dejar constancia de que no interferirá en la formación del equipo de su rival, convencida de que "buscará a los mejores para tener la mejor dirección".

Liderazgo en Andalucía

En contrapartida, Sánchez eludirá promover en Andalucía una candidatura para disputarle el liderazgo a Díaz, según explica la diputada Adriana Lastra.

José Luis Ábalos, hombre de confianza del nuevo secretario, provocó ayer malestar en el entorno de Susana Díaz al sostener en una entrevista en la agencia "Efe" que "el 'susanismo' ya está finiquitado, si es que alguna vez lo hubo. La operación no ha salido bien".