Los tres candidatos a la secretaría general del PSOE miden hoy fuerzas y ponen a prueba sus proyectos para dirigir el partido en un debate, a seis días de las primarias, que se celebra en un clima de enfrentamiento sin precedentes y con un riesgo de fractura en la formación como no se vivía desde 1979.

La presidenta andaluza, Susana Díaz, garantiza que será una justa "entre compañeros de militancia", mientras que Sánchez, que no ha vuelto a hablar con su más directa rival desde el turbulento comité federal del 1 de octubre de 2016, cuando fue apeado del liderazgo, lo promete de "guante blanco".

La animadversión que se profesan aconseja que los dos se contengan y no se ataquen con dureza -ni en lo político ni, mucho menos, en lo personal-, pues ese error les perjudicaría a ambos y solo favorecería al tercer aspirante, el exlendakari Patxi López, en cuyo equipo se da por cierto que, antes o después, a Díaz y a Sánchez se les calentará la boca.

Mucha de la tensión que se respirará en el debate -que arranca al mediodía y será emitido en directo por el canal 24 horas de RTVE- la acarrea el hecho de que Díaz y Sánchez llegan a su disputa más igualados de lo que nadie podía esperar.

Así lo demuestra que el exlíder solo reuniera 6.000 avales menos que la mandataria andaluza, pero también que uno de los más firmes defensores de esta, el alcalde de Vigo, Abel Caballero, reconociera este viernes que el ex secretario general tiene un respaldo "muy notable".

Díaz intentará que cale su mensaje de unidad bajo un liderazgo fuerte, el único que a su juicio puede devolver al PSOE a la Moncloa, mientras que Sánchez se presentará como el candidato de la militancia y del regreso del partido a un espacio netamente de izquierdas.

Consulta a la militancia

Uno que considera inexcusable consultar a los afiliados antes de tomar las decisiones de calado, como hace Podemos, pero que ha marcado distancias con Pablo Iglesias para poder disputarle a su rival el voto de los militantes que no transigen con la política de acoso al PSOE del partido del círculo.

En medio se sitúa López, muy por detrás en cuanto a avales (12.000), pero con un discurso que reclama para sí la bandera de la unidad y de la "pacificación", tras la guerra fratricida entre "susanistas" y "pedristas".