El presidente del Gobierno, primero, y el ministro de Justicia, después, salieron ayer a defender al fiscal jefe Anticorrupción, Manuel Moix, de los ataques de la oposición ante las sospechas de interferencia en las investigaciones de varios casos que afectan de lleno al PP. Mariano Rajoy le presentó como un profesional "totalmente independiente" y Rafael Catalá alertó al PSOE y a Podemos de la "gravedad" de sus acusaciones: "Es prevaricación", aseveró.

"No sé si ustedes miden bien las palabras, quizá la inmunidad parlamentaria les ayuda, pero acusar a un fiscal de no hacer su trabajo y más bien de impedir que desarrollen procesos de investigación me parece muy serio", les reprochó Catalá, quien, en lo tocante a su persona y cargo, fue muy taxativo ante la Comisión de Justicia del Congreso: "Este ministro jamás ha interferido ni interferirá nunca en una investigación judicial, y quien diga lo contrario miente con saña, rencor y crueldad injustificables".

Ante la misma comisión, el fiscal general del Estado, José Manuel Maza, se declaró "atónito" ante las "informaciones desviadas, infundadas y gravemente perjudiciales" publicadas en los medios sobre el papel de la Fiscalía Anticorrupción en el "caso Lezo". Menos indignado que Catalá, Maza pidió a los diputados una legislación para "controlar las filtraciones, es un problema de extraordinaria gravedad".

Con todo, el fiscal general no tuvo empacho en reconocer que, antes de nombrar a Moix como fiscal jefe Anticorrupción -área en la que no tenía ninguna experiencia-, ya sabía que al expresidente madrileño Ignacio González, en prisión por el "caso Lezo", esa designación le gustaba. Así consta en una conversación entre Eduardo Zaplana y González contenida en el sumario del caso; por lo tanto, secreta, puntualizó Maza, a quien causó "gran sorpresa" que la Unión Progresista de Fiscales la conociera y que basara en ese conocimiento su petición de destituir a Moix.

Sin embargo, la cerrada defensa de Moix y el "número dos" de Interior, José Antonio Nieto, no convenció a los partidos de la oposición. Todos, salvo Ciudadanos, reclamaron la dimisión de Moix. Pero el PSOE fue más allá y la próxima semana presentará una moción para pedir la reprobación de Catalá.

En su duro intercambio con Rajoy en el Congreso, el socialista Antonio Hernando atacó la respuesta "distante" del PP ante la corrupción y advirtió al jefe del Ejecutivo que esa actitud provoca "irritación y vergüenza". Rajoy contestó a esta andanada achacándola a la situación interna (las primarias) que vive el PSOE y agregó: "Ése no es mi problema".

A última hora se conoció una petición del PP al tribunal del "caso Gürtel" para que Rajoy declare como testigo por videoconferencia para no "perjudicar el desempeño" del cargo.