La campaña de las primarias para elegir al futuro líder del PSOE cobra un nuevo impulso tras el proceso de avales y a la espera del debate, en fecha todavía por fijar, entre los tres recién proclamados candidatos.

Después de Cataluña, un territorio en el que Sánchez multiplicó por seis sus apoyos, Susana Díaz tenía ayer el viento a favor en Aragón, donde, con el respaldo del presidente regional, Javier Lambán, las condiciones le resultan más propicias que a su rival. En Zaragoza, ante unas 700 personas, según los organizadores, y en Huesca ante unas 400, Díaz dejó constancia de que mira más allá de la victoria en este proceso interno. "No aspiro a regentar el PSOE. Yo aspiro a romper otro techo de cristal, el de la Presidencia del Gobierno de este país", afirmó la jefa del Ejecutivo andaluz.

Bajo un calor sofocante, Pedro Sánchez sintetizó, por su parte, en Murcia los dos modelos de partido que, según él, confrontan en estas primarias al apuntar que "no quiero ni dimisiones en bloque ni arrasar en avales y reivindico un PSOE donde se consulten las grandes y trascendentales decisiones a los afiliados".

Sánchez reafirmó su compromiso de someter a consulta entre la militancia los posibles pactos con otros partidos. E insiste en presentar las diferencias internas como una discrepancia entre generaciones cuando señala que algunas figuras del partido que respaldan a Susana Díaz, como los expresidentes González y Rodríguez Zapatero, "si tuvieran 35 años menos, apoyarían nuestra opción, porque estamos defendiendo lo mismo que ellos entonces: un partido socialista de izquierdas y participativo, sin miedo al futuro tras haber conquistado el pasado, sin ejercicios de nostalgia".

"Digan lo que digan, mi candidatura va a seguir adelante", manifestó a su vez Patxi López en un acto público en Santander. Desmarcándose de los otros dos candidatos, el exlendakari sostiene que "el PSOE no está para aprobar decretos del Gobierno del PP todas las semanas a cambio de parches" y tampoco debe "buscar una alianza ciega con Podemos como pretenden otros".

Los 2,5 millones de votantes del PSOE que "se fueron a Podemos" no encontraron en la formación morada el "revulsivo de la izquierda" que buscaban. "Nunca he visto a Pablo Iglesias del lado de una víctima del terrorismo. No tengo nada que ver con ese señor", dijo.