La presentación de los avales necesarios para alcanzar la condición formal de candidato a la secretaría general del PSOE marcó un punto de inflexión en el proceso de las primarias socialistas y condiciona la estrategia de los dos principales aspirantes.

La campaña de Susana Díaz se orienta ahora a conseguir apoyos fuera de su feudo andaluz, en territorios en los que quedó de manifiesto su debilidad, como Cataluña. Pedro Sánchez, por su parte, intenta aprovechar la sorpresa de su rival por el alto número de avales aportado -más de 53.000, pero 6.000 menos que la presidenta de Andalucía- y trata de exprimir al máximo el impulso que le proporciona la primera aproximación a sus apoyos entre la militancia.

La presidenta de Andalucía estuvo ayer en Cataluña, uno de los lugares poco favorables pese a la manifiesta neutralidad de la dirección de los socialistas catalanes. Consciente de que los mil avales de los afiliados del PSC delatan su debilidad frente a los 6.000 de Pedro Sánchez ayer manifestaba su intención de "dejarse la piel" para que la militancia catalana "conozca , se implique, ayude y colabore" en el proyecto de una España federal.

La cuestión territorial está en el centro del discurso de los candidatos en sus visitas a Cataluña. Díaz se atiene a la fórmula prevista en la "declaración de Granada", que marca la posición del PSOE en asuntos territoriales, mientras que Sánchez habla de España como "nación de naciones", una definición que desata suspicacias entre sectores del partido pese a que no ser una novedad en las posiciones del Partido Socialista.

Díaz reconoce su débil posición en Cataluña, un territorio que sigue siendo muy simbólico pese a la merma de militantes del PSC, aunque trata de ver en ello una oportunidad. "Como partimos de un resultado en avales inferior, tenemos mucho terreno por delante por ganar, y estoy segura que así será", manifestaba ayer en uno de los actos de su apretada agenda catalana.

En Elche, el ex secretario general de los socialistas, que intenta recuperar su cargo en las urnas del 21 de mayo, anunciaba la inminencia del "nacimiento de un nuevo PSOE", que llegaría con su victoria. En un polideportivo abarrotado con más de 1.500 personas, un Pedro Sánchez exultante, convencido de cabalgar "una ola de ilusión imparable", apuró el golpe de efecto conseguido al presentar un número de firmas que revela un apoyo superior al que le suponían sus rivales. "Aquellos que defendieron una única candidatura para que los militantes no votaran son los mismos que se han sorprendido por los avales conseguidos", sostuvo Sánchez, convencido de que "esto tiene muy buena pinta, pero no se gana hasta el minuto 90".

Sánchez mantiene el rechazo a Rajoy, cuya investidura partió en dos a los socialistas, como uno de los ejes principales de sus intervenciones ante la militancia. Su expectativa ahora es que el jefe del Ejecutivo se convierta "en el Richard Nixon de la democracia española, para que vaya al Congreso, explique lo que tenga que explicar, asuma sus responsabilidades y dimita como presidente del Gobierno".

Pese a la precaria posición en que lo deja el trámite de los avales, el tercer candidato, Patxi López mantiene su programa de campaña e insiste en que sólo él está en condiciones de mediar entre dos sectores del partido marcadamente enfrentados. "Lo voy a repetir hasta el final, esta candidatura lo que busca es ampliar el espacio de la unidad que nace del entendimiento entre socialistas".

El exlendakari defendía así en Valencia, en un acto en la sede del partido con 250 militantes, la posición conciliadora que asumió tras rechazar la oferta de Pedro Sánchez de sumarse a su candidatura. López alerta de que la división en sus términos actuales "es suicida" y que está en juego "la propia supervivencia del PSOE". El proceso en el que están inmersos los socialistas no consiste en "ver cómo matamos a Pedro o cómo matamos a Susana, son unas primarias para salvar al PSOE". "No está escrito que el PSOE no pueda desaparecer", como está ocurriendo con otros partidos socialistas en el resto de Europa, sentenció el diputado vasco.

Polémica por Ibarra

Entre los numerosos mensaje cruzados que genera el proceso interno del PSOE, la diputada del PSC y portavoz socialista en la Comisión del Pacto de Toledo, Mercé Perea, contestó ayer a la propuesta del expresidente extremeño Juan Carlos Rodríguez Ibarra de que los tres candidatos de las primarias se retiren por el bien del partido. Perea considera que esa solución sería un "fraude a la militancia" y un "fracaso colectivo". En un artículo en un diario nacional, Rodríguez Ibarra apeló a la "generosidad" y al "talento" de los tres candidatos para que se retiren y aúnen sus fuerzas para hacer un congreso del PSOE "en paz". "Me parecería un fraude a los militantes, simpatizantes y, por supuesto, a las normas de las que nos hemos dotado una retirada de los candidatos. Ni de uno, ni de dos ni de tres", dice Perea.