No habrá contrapartidas al desarme total y unilateral de ETA. Y eso aunque el anuncio de la banda terrorista se haya colado en la recta final de las negociaciones que mantienen el PP y el PNV para aprobar los Presupuestos, y los nacionalistas vascos dijeran ayer que intentarán que el Gobierno de Mariano Rajoy haga "movimientos en materia de política penitenciaria". Traducido: el final de la política de dispersión de presos etarras.

El jefe del Ejecutivo fue ayer taxativo en Vitoria, en la clausura del congreso del PP vasco: "No habrá nada a cambio de nada porque nada puede haber". Y como había dicho la víspera en su intervención en el cónclave de los populares madrileños -"que se desarme y, de paso, que se disuelva"-, zanjó la cuestión: "Ya saben lo que queremos, que acabe esto, que termine ya".

Se trata, explicó Rajoy, de una posición "última" e inamovible del Gobierno que preside: "Lo que esperamos es la disolución ya y esta posición que mantenemos es la justa, la democrática, la que preserva la dignidad de las víctimas del terrorismo y la más eficaz para la disolución definitiva de ETA como el tiempo está acabando de demostrar".

Lo que no hizo el presidente del Gobierno fue comentar la información publicada ayer por varios medios, según la cual él y el lendakari, Íñigo Urkullu (PNV), se reunieron en secreto en la Moncloa el pasado martes: el presidente vasco le habría adelantado al español que ETA tenía intención de anunciar su desarme y le habría pedido que facilitara el proceso o al menos no lo "entorpeciera". Urkullu da "credibilidad" al plan de desarme de ETA, que fue anunciado el viernes a través de un activista abertzale, Jean-Noel Etcheverry, en el diario francés "Le Monde".

El Gobierno ni confirmó ni desmintió el encuentro, pero otras fuentes consultadas por Efe aseguraron que se celebró y que en la reunión Rajoy trasladó a Urkullu que el Ejecutivo velará por que la ley se cumpla en todo momento.

Tampoco el Gobierno vasco confirmó la cita, pero el portavoz del PNV en el Parlamento de Vitoria, Joseba Egibar (PNV), concedió que "ha habido contactos". "La intencionalidad es esa, dejar hacer y estar a la altura de las circunstancias, que el desarme se haga de forma segura, rápida y en un acto único".

Cruce de modelos

Egibar agregó que "es evidente que en este proceso ha habido una especie de cruce de modelos de desarme, y el inicialmente previsto por ETA ha fracasado".

Pero ahora "estamos en otro modelo, y se pide altura de miras, perspectiva y no entorpecer. Los 'artesanos de la paz' (las personas vascofrancesas que van a mediar) están pidiendo ayuda institucional, porque tiene que haber alguna autoridad política que de fe del desarme".

Su compañero de filas, el presidente del PNV, Andoni Ortuzar, dijo que otorga al anuncio de Etcheverry más "fiabilidad" que "relevancia": tiene "mucha relevancia política", pero no sabe si "tanta relevancia social", porque es un asunto que la sociedad vasca "ha dado ya por superado o amortizado".

No obstante, avanzó que su partido intentará que el Gobierno del PP dé ahora algún paso, pues lo "lógico" es que se empiecen a ver "movimientos en política penitenciaria". Eso sí, ETA debe desarmarse "pase lo que pase en el otro ámbito".

Ortuzar no vinculó con la negociación de los Presupuestos el intento de su partido de mover la posición del Gobierno en política penitenciaria, pero el momento es el adecuado: el PP acaba de respaldar las cuentas vascas, el PNV negocia las del Estado, y la sintonía entre ambas fuerzas se dejó ver con claridad este jueves en el Congreso, cuando los peneuvistas fueron los únicos que votaron con el PP la reforma del sector de la estiba, que no fue convalidada por la decisión de última hora de C's de abstenerse.