Mariano Rajoy y Carles Puigdemont se reunieron en secreto en la Moncloa el pasado 11 de enero, pero lo único que constataron es que sus posiciones siguen en las antípodas; que el catalán continúa aferrado a su promesa de celebrar un referéndum de autodeterminación, como muy tarde, el próximo septiembre, y que el presidente del Gobierno no permitirá que eso ocurra.

Las mismas posiciones en las que ayer se reafirmaron, pese a que el diario "La Vanguardia" desveló que un encuentro "al máximo nivel" había tenido lugar y que los contactos "no siempre públicos" que el delegado del Gobierno en Cataluña, Enric Millo, dio a conocer el domingo no eran producto de su imaginación.

Rajoy y Puigdemont se las ingeniaron para no confirmar explícitamente la entrevista, lo que les hubiera dejado a los dos como mentirosos, dado que ambos habían negado que se hubiera producido y que haya negociaciones en marcha. Pero implícitamente sí lo hicieron.

"La posición mía que hoy (por ayer) recoge un medio de comunicación es la de siempre. Es una posición en la que coincide una gran mayoría de personas en Cataluña y nosotros queremos tratar de los temas que afectan a la gente", dijo Rajoy en los pasillos del Congreso, antes de la sesión de control. Y Puigdemont, que pasó el mismo examen semanal, pero en el Parlament, contestó a una pregunta sobre la reunión con el jefe del Ejecutivo diciendo: "Ahora se escandalizan porque este Gobierno dialoga".

No obstante, para ratificarse en su posición y, de paso, transmitir la idea de que no ha cedido ni un milímetro, añadió: "Votar, votaremos". Y también: "Las negociaciones ni están ni se las espera". Seguramente lo hizo para que la bomba informativa no inquietara a sus socios de Gobierno (ERC) ni a los parlamentarios (la CUP). Pero los segundos dejaron muy claro que lo único que les interesa saber es si Rajoy y Puigdemont "hablan de referéndum" y, sobre todo, si el primero se decide a permitirlo.

Y sí que hablaron, pero en sentidos totalmente contrapuestos. A lo largo de las dos horas que duró el almuerzo que compartieron en la Moncloa, Rajoy intentó convencer a Puigdemont de que acudiera a la conferencia de presidentes que iba a celebrarse el 17 de enero, pero el presidente de la Generalitat se negó en redondo.

Según el rotativo barcelonés que desveló el encuentro, Puigdemont propuso entonces acudir a la conferencia si Rajoy dejaba que en ese foro -convocado para sentar las bases de la nueva financiación autonómica- pudiera hablar de la "nueva" relación que él quiere que Cataluña tenga con España. Rajoy dijo que no y pasaron a hablar de otros asuntos, no se sabe cuáles.

La noticia dejó en muy mal lugar a la portavoz de la Generalitat, Neus Munté, que todavía el martes encontraba "sorprendente" que Moncloa no hubiera fijado todavía la fecha de una reunión "oficial" entre Rajoy y Puigdemont. Y no menos al líder del PP catalán, Xavier García Albiol, que el lunes y el martes también había desmentido contactos, encuentros y reuniones, y que escurrió el bulto como pudo: "Rotundamente no existen reuniones secretas ni negociaciones para hablar del referéndum".

Por otro lado, los votos de Junts pel Sí y la CUP evitaron que prosperara una petición de C's para que Puigdemont tuviera que comparecer para dar explicaciones por el "caso Vidal".

Y mientras, en Madrid, el líder de Podemos, Pablo Iglesias, firmaba el manifiesto del Pacto Nacional por el referéndum para que se celebre una consulta vinculante, con garantías y reconocimiento estatal e internacional.