Dos de cada tres españoles están preocupados por la corrupción y el 80% piensa que la actuación del Gobierno es "mala o muy mala" frente a ella, según las conclusiones del último Barómetro Global de la Corrupción 2016 presentado ayer por Transparencia Internacional. Según el estudio, España es, después de Moldavia y Kosovo, el país europeo cuyos ciudadanos tienen el mayor índice de percepción del problema de la corrupción. Sin embargo, el informe afirma que en España el índice de sobornos es bajo, tan sólo del 3%.

"La percepción de la corrupción es un problema y está absolutamente disparada", alertó el directivo de Transparencia Internacional Manuel Villoria, al recordar que en los dos países que superan a España en la lista "la corrupción es sistemática".

Los resultados de la encuesta -que se hizo a 60.000 personas en 42 países de Europa y Asia Central, entre noviembre de 2015 y julio de 2016- constatan que, para el 80% de los españoles, sus gobiernos "no se esfuerzan por combatir la corrupción". En este capítulo, España es, junto a Ucrania, Moldavia y Bosnia-Herzegovina, de los países que peor califican las labores de sus gobiernos a la hora de luchar contra esta lacra.

Preguntados por cuáles son las instituciones más corruptas, el 55% de los españoles encuestados sitúa, en primer lugar, a la oficina del presidente y al presidente y el 37% a los miembros del Parlamento.

Por otro lado, los encuestados colocan entre las instituciones menos corrompidas a la del funcionariado. Villoria destacó este dato, debido al contraste que presenta con la elevada percepción de la corrupción que tienen los ciudadanos. Es "donde más distancia hay", pero en España no se considera solo corrupción a los sobornos, sino también las "relaciones privilegiadas, el clientelismo y el enchufismo", explicó Villoria. Y un 90% de la población cree que algunos reciben un trato de favor.

A la vista de estos datos, el presidente de Transparencia Internacional, Jesús Lizcano, concluye que "la corrupción debería ser un asunto de Estado".