Las de Mariano Rajoy y Jorge Fernández Díaz son dos vidas paralelas el política desde ayer distanciadas. Conocida la tendencia del presidente a conservar cerca a sus más amigos, la salida del ministro del Interior de su primer mandato es con toda seguridad una renuncia dolorosa pero inevitable, por tratarse del miembros más controvertido de su equipo.

En los más de 30 años que lleva en política, Fernández Díaz ejerció de gobernador civil de Asturias y Barcelona, fue concejal del consistorio barcelonés por Alianza Popular, senador autonómico y diputado tanto en el Parlamento de Cataluña como en el Congreso.

Cuando José María Aznar llegó al Gobierno, Fernández Díaz se convirtió en la sombra de Mariano Rajoy, al que siguió de ministerio en ministerio, salvo, curiosamente, al de Interior, que el ahora presidente ocupó entre febrero de 2001 y julio de 2002.

Cuestionado y con una comisión de investigación pisándole los talones, Jorge Fernández Díaz deja el Ministerio del Interior con más sombras que luces en su gestión, empañada por las acusaciones de haber usado a la Policía para frenar la deriva soberanista en Cataluña y por haber sido grabado en su despacho. El ex ministro también se encontró envuelto en una guerra en la cúpula policial que no ha podido esconder y fue objeto de críticas por la reunión que mantuvo en la sede ministerial con el principal imputado del caso Bankia, Rodrigo Rato.