El de 2016 será para los socialistas su "octubre negro", el mes en el que el partido sufrió una fractura interna de dimensiones todavía por determinar que no ha hecho más que agrandarse desde que la gestora que dirige Javier Fernández asumió hace más treinta días el objetivo de "coser" el partido. El horizonte para restañar esa división es el próximo congreso, cuya convocatoria aviva la tensión entre los dos sectores enfrentados.

"La función que tiene la gestora es preparar el congreso. No está para cronificarse", afirman diputados afines a Pedro Sánchez, quienes buscan amparo en la resolución del comité federal del 1 de octubre que, según ellos, establecía el compromiso de celebrar el cónclave una vez que hubiera gobierno. En la misma línea, el secretario general del PSOE en Castilla y León Luis Tudanca reconoce que el partido "está roto" y tiene un "déficit de credibilidad", algo que solo se puede remediar con la celebración cuanto antes un congreso que defina el futuro de la formación y unas primarias para elegir un líder.

Órgano provisional

La gestora es un órgano provisional pero sin fecha de caducidad por lo que la duración de su mandato depende de lo que determinen sus propios miembros. La anterior situación de interinidad en la dirección federal del PSOE, tras la dimisión de Joaquín Almunia, duró cinco meses.

La dirección interina reconoce las enormes dificultades de este primer mes, centrado en exclusiva en evitar las terceras elecciones, garantizando la abstención de los diputados del partido en el debate de investidura de Mariano Rajoy. Ahora vendría la segunda parte de su tarea, para la que piden tiempo a efectos de calmar los ánimos internos. Dos miembros de la gestora discrepan de esta previsión. El riojano Francisco Ocón y el balear Francesc Antich coinciden en que el partido necesita un congreso "cuanto antes" en el que tenga voz la militancia. Para ello defienden la convocatoria del comité federal para que ponga fecha al congreso. "El Comité Federal ya solo debería tomar el acuerdo de convocar congreso y primarias. Pactemos un itinerario. Tranquilicemos y no rompamos más", propone Antich, expresidente de Baleares.

La ruptura se adentra en otros territorios, como el grupo parlamentario, dividido entre quienes se mantuvieron en el "no" a Rajoy y los que acataron la abstención, que son menos de los 69 que parecen porque muchos de ellos cumplieron con el mandato del comité federal para evitar medidas disciplinarias que los apartaran de la batalla interna.La diputada catalana Meritxell Batet y la balear Sofía Hernanz considera que la ruptura de la disciplina interna no debe suponer que se las aparte de la dirección del grupo parlamentario.

La batalla interna se centra en la defensa de esas posiciones orgánicas a la espera del congreso. Pero los socialistas no tienen tregua interna ni externa. Su cita inmediata es el proyecto presupuestario que Rajoy pretende someter lo antes posible a los grupos en cuyo apoyo confía.

La renuncia de Pedro Sánchez al acta de diputado para intentar ponerse al frente de uno de los sectores contribuye a intensificar la confrontación interna. Sánchez empezará este mismo mes a participar en reuniones con militantes para impulsar su candidatura de nuevo como secretario general del PSOE.