Los dirigentes políticos a los que el Rey recibió ayer en su ronda de consultas para la investidura dan por hecho que habrá Gobierno en minoría dirigido por Mariano Rajoy gracias a la abstención del PSOE, un cambio de posición reprobado por la mayoría de los partidos con los que ha hablado el monarca. Solo los portavoces de Foro, Isidro Martínez Oblanca, UPN, Javier Esparza, y Coalición Canaria, Ana Oramas, han anunciado al jefe del Estado que votarán a favor de Rajoy, mientras que sus otros seis interlocutores de los partidos minoritarios, tres de ellos integrados en Unidos Podemos, le han ratificado que votarán no.

Todos ellos asumen que la decisión adoptada por el Comité Federal de PSOE de abstenerse abre el camino para que hoy martes, cuando Felipe VI concluya su quinta ronda de consultas, pueda proponer a Rajoy para una investidura exitosa.

Especialmente duros han sido dos de los portavoces integrados en el grupo de Unidos Podemos, Alberto Garzón (Izquierda Unida) y Alexandra Fernández (En Marea), quienes afrontan esta nueva etapa convencidos de que habrá más movilización social.

También apuestan por cambiar el "régimen del 78" y hacen grandes reproches al PSOE porque ha dejado de ser oposición y se ha coaligado con el PP.

Felipe VI recibió también al diputado de Nueva Canarias, Pedro Quevedo, con el que ha inaugurado sus consultas; a la portavoz de Coalición Canaria, Ana Oramas; a la de Equo, Rosa Martínez, también en el grupo de Unidos Podemos; al del PNV, Aitor Esteban; y al de Partit Demòcrata Europeu Català (PDECAT), Francesc Homs.

El Rey, más tranquilo

En sus posteriores comparecencias ante la prensa en el Congreso, los portavoces han coincidido en manifestar que han visto al monarca más tranquilo, menos preocupado que en la anterior ronda del mes de julio que desembocó con la frustrada investidura de Rajoy, e incluso más sonriente, en palabras de Oramas.

También han visto claro que se va a abrir una nueva etapa, la cual para los que apoyan a Rajoy podría sacar al país del bloqueo en que lleva más de 300 días, mientras que para los que lo rechazan augura un ciclo con más recortes, austeridad y, como consecuencia, mayor conflictividad social.