El comité federal del PSOE dio ayer luz verde a la investidura de Mariano Rajoy para que España tenga Gobierno y "desbloquear la excepcional situación institucional que sufre el país". Tras mas de cinco horas de debate "con dureza y respeto", según reconoció el presidente de la gestora, Javier Fernández, la abstención salió adelante con el respaldo de 139 delegados mientras que 96 votaron en contra y dos no lo hicieron.

La decisión más crucial y difícil a la que se ha enfrentado el PSOE en su etapa moderna, facilitar que el PP forme Gobierno, contó con el respaldo de más de un 59 por ciento de los 237 delegados que protagonizaron un cónclave sin la crispación que tuvo el del pasado 1 de octubre. El trance, no obstante, no está exenta de polémica y controversia. Tras superar este primer examen, la gestora socialista tiene ahora muchas asignaturas pendientes por delante.

El comité federal empezó a calentar motores desde antes de las nueve y media de la mañana, hora a la que comenzaron a llegar a la sede de la madrileña calle de Ferraz algunos de los principales dirigentes socialistas, como el catalán Miquel Iceta, firme en contra de la investidura de Rajoy puertas afuera y también en su intervención en el máximo órgano del partido. "Resiste, aguanta, eres nuestra esperanza", le animaban algunos de los escasos manifestantes que desafiaban a la lluvia. "Venimos a exponer las razones del no", reconocía mientras avanzaba, a duras penas, rodeado por los profesionales y las cámaras de los medios. Un mensaje similar al del senador leonés Óscar López, que también llegó "con la idea de defender el no". Más contundente fue aún José Antonio Pérez Tapias, el dirigente de Izquierda Socialista: "Vengo a defender el no porque la abstención es un fraude a nuestro electorado", dijo.

Si en los instantes previos al inicio del debate en el comité federal, en la calle, se dejaron oír más los críticos con la abstención, en el medio centenar de intervinientes el reparto fue mucho más equilibrado. José Blanco, presidente de la Mesa, reclamó un debate ágil y marcó tiempos de cuatro minutos a cada uno para que la votación pudiera producirse entorno a las dos de la tarde.

Rápido trascendió que la eurodiputada Elena Valenciano había registrado una resolución en la que planteaba "un rechazo frontal a las políticas del PP" en una primera votación de investidura pero aceptaba la abstención en una segunda para poner fin a la crisis institucional y a la situación de Gobierno provisional en la que vive España desde hace diez meses. Los partidarios de mantener el voto negativo a Rajoy también presentaron una resolución alternativa, a través del diputado autonómico vasco Txarli Prieto.

Las posiciones estaban definidas y ningún delegado iba a cambiar su voto, de ahí que Blanco comentase de vez en cuando que "os repetís mucho".

La presidenta andaluza, Susana Díaz, fue de las últimas en tomar la palabra para sostener que no se pueden provocar convocatorias electorales por el mero hecho de no estar conforme con los resultados, una estrategia, recalcó, que mantiene Podemos. En las algo menos de cinco horas que duró el comité federal, alguno de los asistentes, como el presidente valenciano, Ximo Puig, salió a los corrillos informales en los pasillos, donde constató la división existente que había en el debate.

Javier Fernández siguió el cónclave desde el puesto reservado a la gestora pero, a diferencia de ocasiones anteriores, no tomó la palabra ante el comité federal. Días antes, ya había dejado entrever que, a su juicio, la salida más razonable era abstenerse en una segunda votación tras dejar claro el rechazo al PP en la primera. Mucho más que un vaticinio.

Las cuentas estaban echadas desde hace días y los cálculos de la gestora fueron certeros. Preveían un apoyo a la abstención en torno al sesenta por ciento y finalmente superó el 59 por ciento. Poco antes de que arrancara la votación, que fue por llamamiento, Elena Valenciano ya dejaba caer en los corrillos que su resolución saldría adelante y ponía el dedo en la llaga de lo que a partir de ahora será el principal quebradero de cabeza de la gestora hasta que llegue la sesión de investidura: la disciplina de voto de los diputados socialistas.

Elena Valenciano descartó una abstención técnica, de solo once diputados del PSOE. "La resolución dice que el Grupo Parlamentario se abstendrá y en este partido cuando el Comité Federal toma una decisión se cumple", recordó la eurodiputada, quien dijo que esa disciplina únicamente se ha visto rota en momentos puntuales y casi siempre "por cuestiones territoriales".

Javier Fernández también se mostró contundente sobre este posible foco de conflicto con el PSC y con los diputados que han anunciado su voto contrario a Rajoy, por encima de las decisiones del partido, como la aragonesa Susana Sumelzo, el donostiarra Odón Elorza y la que fuera secretaria de Estado en tiempos de Felipe González, Margarita Robles. "Aquí hay algo imperativo. La resolución dice que el Grupo Socialista se abstendrá y abstenerse yo solo lo entiendo en esos términos. Abstenerse no es irse o cualquier otra cosa sino que los diputados del Grupo Socialista deberán abstenerse literalmente. Ese es el planteamiento que le voy a trasladar a la dirección del Grupo para que lo haga cumplir porque es el mandato del Comité Federal". De momento, la gestora no tiene ningún plan de actuación con posibles diputados díscolos.

Fernández no quiso anticiparse "a situaciones que aún no se han dado" con los socialistas catalanes ni con otros reacios a la abstención y reveló que el sábado mantuvo una conversación con Miquel Iceta. "Los compañeros del PSC han participado y dado su opinión en una votación democrática", manifestó Javier Fernández, quien se mostró "dispuesto a persuadirles de que sean consecuentes con una decisión que hoy mismo [por ayer] han tomado de manera libre y democrática. Espero que su decisión sea consecuente con esta posición del Comité Federal, en el que han estado y han votado".

Asimismo el líder de la FSA y ahora presidente de la gestora reconoció que, por ahora, no se ha planteado cuándo será el Congreso del PSOE, pendiente desde hace un año debido los distintos procesos electorales, porque se ha dado prioridad a resolver el Comité Federal. "A partir de que efectivamente haya Gobierno pensaremos en conducir a los socialistas españoles a un Congreso que ineludiblemente debemos de hacer", respondió en la rueda de prensa que ofreció casi cuarenta minutos después de que terminase el cónclave en Ferraz.

Primera prueba superada para la gestora pero todavía quedan bastantes por sortear. Javier Fernandez puso el acento en la necesidad de empezar hacer la labor de oposición al PP que corresponde a su partido tras los resultados de las generales del pasado mes de junio: "El PSOE es el primer partido de la oposición y va seguir siéndolo", dijo.