El expresidente de Caja Madrid Jaime Terceiro ha dicho hoy que las tarjetas de Caja Madrid que investiga la Audiencia Nacional "se envilecieron con el uso" que les dieron los consejeros posteriores a su mandato, que sorprendentemente en quince años no tuvieron tiempo de "clarificar sus condiciones y su uso".

Terceiro ha asegurado que un sistema de retribuciones para consejeros mediante tarjetas era "inconcebible" en la entidad mientras él estuvo al frente, y ha reiterado que las que son objeto del presente juicio eran exclusivamente para gastos de representación.

De ahí que no se explique que en los quince años posteriores a su salida de Caja Madrid sus sucesores no encontraran el tiempo para aclarar las condiciones y los términos de uso de estas tarjetas, que ha defendido en todo momento que se trataba exclusivamente para gastos de representación.

Jaime Terceiro ha asegurado que "un vicepresidente que está sentado hoy aquí", en referencia a Rodrigo Rato, le ofreció presidir una gran empresa a cambio de la presidencia de la entidad financiera. Durante su declaración ha explicado los términos en los que dejó la caja madrileña, apenas unos meses después de haber sido ratificado en el cargo, y ha relatado que se negó al "canje" porque su presencia en la caja "no era una moneda de cambio".

Entre el momento de su ratificación como presidente, en la primavera de 1996, y su dimisión, en septiembre de ese año, se produjo un acuerdo entre "un partido político y un sindicato, y después con otro partido político", que implicaba cambios en la política de inversión de la entidad y en los salarios de los empleados, y que no se acomodaba a la manera que Terceiro tenía hasta entonces de gestionar la caja.

Terceiro ha defendido las tarjetas establecidas durante su mandato como una manera de dignificar la función de los consejeros, que en aquel momento percibían el equivalente a 1.800 euros al año; pero cuando pasaron a percibir hasta 500.000 euros anuales, "la palabra dignificar tiene otro significado radicalmente distinto",

"La palabra dignificación tiene un sentido en 1988 y lo deja de tener en 2016", ha insistido.

La palabra 'tarjetas de empresa' no tiene hoy la mejor prensa, ha señalado, pero este sistema es el más transparente y "hace el fraude mucho más difícil, como se ha visto aquí con los registros informáticos; cuando el gasto se compensa a través de este medio de pago, deja una trazabilidad que no deja ningún otro".

A preguntas del fiscal Anticorrupción Alejando Luzón, Terceiro ha asegurado que en ningún caso se mantenía el uso de la tarjeta una vez que se dejaba de ser consejero, puesto que con ella se trataba de abonar gastos efectuados precisamente durante el ejercicio de las funciones de consejero.

Según ha asegurado, "quienes dicen que estas prácticas estaban extendidas en otras entidades" no están en lo correcto, ya que se trataba de un sistema "inconcebible: se está intentado trasladar que ha habido un comportamiento espurio cuando la mayoría del sector actuó correctamente".

Del control de las tarjetas se encargaba la secretaría general de la entidad, que en los años en los que él fue presidente estaba ocupada por Angel Montero, ya fallecido.

No revisaba "los estadillos" de los gastos

En su calidad de presidente ejecutivo Terceiro no revisaba "los estadillos" de los gastos de las tarjetas, pero le consta que el entonces secretario general rechazó en algún caso algún caso concreto, que no se correspondía con gastos originados por el ejercicio de las funciones de consejero; por ejemplo, algunos realizados en fines de semana o con importes muy altos.

Y es que ese tipo de gastos "no se correspondía con la política de seriedad y austeridad" de la caja.

No obstante, a partir de 1995, con la incorporación de nuevos consejeros, se empezó a hablar en la entidad de si el sistema se habría quedado obsoleto o no, motivo por el cual fue preciso recordar a algunos consejeros cuál tenía que ser el uso que se debía dar a las tarjetas; en concreto, Ángel Montero lo recordaba "semanal o mensualmente".

Es cierto, ha admitido, que algunos consejeros tenían la sensación de que las dietas eran muy bajas, al tiempo que "estaba el mantra de que teníamos que igualarnos con el resto del sector", es decir, con los bancos.

En su opinión, las dietas en Caja Madrid eran "bajas, pero hay que ser consciente de las diferencias entre cajas y bancos; para equipararnos a los bancos, hubiéramos tenido que cambiar la naturaleza jurídica", algo que no fue posible durante su mandato.

En cualquier caso, ha señalado, no le cabe en la cabeza "que se cree un mecanismo de compensación de gastos que no esté explícitamente recogido en las actas de gobierno", y tampoco que haya diferencias entre un consejero y otro: "¿A alguien le cabe en la cabeza que un consejero tenga una póliza de seguro más elevada que la de otro?".

Por lo que respecta a las tarjetas objeto del juicio, Terceiro ha querido dejar claro que "tarjetas tan singulares" no se crearon durante su mandato, ya que está probado que se emitieron cuando él ya había dejado la caja, a partir del año 2000.

Durante el interrogatorio al que ha sometido a Terceiro el abogado defensor de Miguel Blesa, el fiscal Anticorrupción Alejandro Luzón ha pedido al letrado que no amedrentara al testigo, lo que en su opinión podría impedir que éste declarara con libertad.