Unos 200 jóvenes radicales, la mayoría enmascarados, impidieron ayer que el expresidente del Gobierno Felipe González pronunciara una conferencia en la Universidad Autónoma de Madrid. Los concentrados ante el Aula Magna -donde iba a tener lugar el acto, en el que también iba a intervenir el presidente del grupo Prisa, Juan Luis Cebriá- responsabilizaron a González de tener las manos "manchadas de sangre" mientras desplegaban pancartas de rechazo a su presencia y otras de apoyo a los presos de ETA. La protesta, convocada en las redes sociales por la Federacion Estudiantil Libertaria, obligó a suspender el acto ante la tensión creada en los pasillos de acceso y la negativa de los responsables universitarios a dejar que interviniera la policía.

En medio de la condena general de todos los partidos contra esta acción, el secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, reprochó a los socialistas que se "rasgasen las vestiduras" por una "protesta estudiantil". "Algo estaremos haciendo bien si están tan obsesionados. Y eso que decían que somos 'irrelevantes'", dijo Iglesias a través de un mensaje.El secretario político de Podemos, Íñigo Errejón, salió en defensa de Iglesias en términos parecidos al ver más relevante el estado en el que están los inmigrantes recluidos.

Desde el PSOE atribuyen a Iglesias la responsabilidad indirecta de la protesta por caldear el clima en torno al expresidente del Gobierno.