PP y PSOE comenzaron a despejar ayer algunas incógnitas de lo que puede ser su relación futura. En contra de las pretensiones anunciadas en los días previos por destacadas voces de su partido, Mariano Rajoy dejó claro que no pondrá condiciones a los socialistas que vayan más allá del posible debate de investidura como presidente del Gobierno. Javier Fernández, presidente de la gestora del PSOE, avisaba a los populares de que "tendrán que buscar la gobernabilidad día a día".

En lo que puede interpretarse como un allanamiento para facilitar la abstención de los socialistas, el líder del PP aseguraba ayer en Torremolinos (Málaga) que está dispuesto a considerar "cualquier posibilidad", lo prioritario es formar gobierno y "no se trata de poner exigencias a unos y a otros". Tras insistir en que "yo no voy a pedir ninguna condición", Rajoy se mostraba abierto a todo un abanico de posibilidades: "Ya en el último debate en las Cortes dije que lo mejor es un gobierno de coalición. Si no quieren, vamos a pactar siete u ocho grandes asuntos; y, si no, al menos déjennos gobernar". Considera que ahora "lo urgente es formar gobierno y luego ya hablaremos de los presupuestos y de todo lo demás". Para ello se muestra dispuesto a un encuentro con Javier Fernández "cuando él lo desee" y "lo único que le voy a decir es que se necesita un gobierno en España rápidamente".

El presidente asturiano, al frente de la gestora que busca una salida a la profunda crisis de los socialistas, cerraba ayer la posibilidad de que cualquier compromiso con el PP vaya más allá del debate para que Rajoy se ponga de nuevo al frente del Ejecutivo. "El PSOE podrá consentir o no la investidura, pero en ningún caso le va a proporcionar estabilidad al PP. Tendrán que ganársela. Es muy cómodo, como ha estado hasta ahora, con mayoría absoluta. Tendrán que buscar esa gobernabilidad y estabilidad día a día y de los grupos", aseguró ayer en una entrevista televisiva. Para Fernández existe "la evidencia empírica" de que los populares obtendrían mejores resultados, pero, ante la disposición del PSOE a dejar paso a Rajoy, "si lo que plantean son exigencias que para nosotros son absolutamente inasumibles, los ciudadanos sabrán que son los que bloquean el gobierno y los que nos llevan a esas elecciones".

La disensión interna

Los esfuerzos del presidente de la gestora del PSOE se centran ahora en recomponer la unidad interna con garantías de que el comité federal de su partido cambie su rechazo a Rajoy por la abstención. De conseguirlo, quedará después la labor de conseguir que las divergencias no se visibilicen en el Congreso en el momento de votar la investidura y que todos los diputados acaten la decisión del máximo órgano entre congresos. Pese a la amenaza de penalizaciones por romper la disciplina de voto, que van desde la multa de 600 euros hasta la expulsión, algunos parlamentarios socialistas avisan ya su intención de mantenerse en el "no". Así lo anticipó ayer, sumándose a Miquel Iceta, la diputada por Zaragoza Susana Sumeizo. Los socialistas catalanes fijarán su propia postura.