La poderosa federación andaluza del PSOE se esforzó ayer en recalcar que el "no" a la investidura de Mariano Rajoy, un acuerdo tomado en su día por el comité federal, sigue plenamente vigentes, y que solo otra reunión del máximo órgano de decisión del partido entre congresos, aún sin fecha, podría modificarla.

Lo mismo considera el PSOE de Extremadura, otro de los territorios que más se significaron en el derrocamiento de Pedro Sánchez. No obstante, su portavoz, Miguel Ángel Morales, reconoció que "no se descarta nada" y que para "cualquier decisión" al respecto hay que remitirse a un nuevo cónclave.

Dos días después de la defenestración de Sánchez en un tumultuoso comité federal que ha dejado mortalmente herido al partido, algunos barones y dirigentes territoriales del PSOE quisieron enarbolar la bandera del entusiasmo e, incluso, la de la amenaza. Así, el castellano-manchego, Emiliano García-Page, quien conminó al PP a no "poner a prueba" a los socialistas.

"Si lo que busca es frívolamente, obscenamente, no solo terceras elecciones, sino romper al PSOE", que sepa (el PP) que los socialistas pueden "no solo cerrar filas, sino presentar la candidatura más potente que puedan imaginar".