La nueva gestora del PSOE que preside Javier Fernández inicia ya su misión de tomar las riendas del partido tras la turbulenta dimisión de su secretario general Pedro Sánchez. Esta misma mañana se reunirá por vez primera en Ferraz con el objetivo mínimo de distribuir las tareas entre sus integrantes, seguida de la primera intervención de Fernández al frente de un PSOE dividido y herido.

El principal objetivo de la gestora será "recomponer el partido" y ese será un proceso "que habrá que ir efectuando sin prisa", aseguran fuentes próximas al sector vencedor en el comité federal del pasado sábado. Aunque en principio deberá ser otro comité el que establezca la duración de la gestora, la principal posibilidad sobre la mesa es que tenga una duración "que no sea efímera para salir del paso y convocar unas primarias a la vuelta de la esquina", sino que podría llegar a uno o dos años, hasta que el PSOE haya restañado las heridas. "Lo que hace falta ahora es calma", aseguran dirigentes del partido próximos a Fernández.

Ese objetivo se suma a otro más inmediato: evitar unas terceras elecciones. Ya el pasado mes de junio el presidente de la gestora del PSOE declaró a FARO que una vuelta a las urnas en diciembre "empedraría el camino a una mayoría absoluta del PP". Fue ese temor a que la estrategia de Sánchez condujese irremediablemente a otras elecciones el principal motor de la operación para derribarle.

Esquivar las urnas

Esquivar las urnas será la tarea inmediata de los nuevos gestores del PSOE. Y entre las opciones para conseguirlo no está la de consultar a la militancia. Eso sí, la posición del PSOE ante una nueva sesión de investidura de Mariano Rajoy deberá pasar por un comité federal, señalan fuentes del sector mayoritario.

Otra de las tareas inminentes de la gestora será realizar cambios en los grupos parlamentarios en el Congreso y el Senado, donde ejercían de portavoces, respectivamente, Antonio Hernando y Óscar López. Eduardo Madina, el competidor de Pedro Sánchez en las primarias, es una de las principales opciones para asumir la portavocía en el Congreso. El exsecretario general seguirá en su escaño, aunque deberá ceder su puesto de presidente del grupo parlamentario, cargo que podría ocupar el sevillano y exsecretario de política federal Antonio Pradas.

Entre tanto, los diputados afines a Pedro Sánchez mantienen su posición de votar "no" a la continuidad de Rajoy, lo que apunta la quiebra que supondría en el grupo parlamentario que la nueva dirección del partido impusiese una abstención en la investidura.

También numerosos dirigentes que han respaldado a Sánchez. Miquel Iceta, del PSC, aseguró que defenderá ante sus militantes un "no rotundo" a Rajoy. Tampoco entre quienes propiciaron la dimisión de Pedro Sánchez hay unanimidad sobre la abstención en una próxima investidura.

El presidente valenciano, Ximo Puig, quien fue uno de los integrantes de la ejecutiva socialista que dimitió para forzar la renuncia de Sánchez, destacó ayer mismo que "el PP no ha hecho nada para merecer la confianza del PSOE", por lo que advirtió que el partido no puede "conformar ni Gobierno de coalición ni ayudar a su instauración en el poder". Sin embargo dejó en manos de la gestora el trabajo de "explicar las posibilidades reales que hay en este momento y abrir un debate sereno y no fanatizado".

El presidente extremeño, Guillermo Fernández Vara, perteneciente al sector de los críticos con el ya ex secretario general, reclamó que su partido recupere "un proyecto autónomo ganador" que no dependa de un sí o un no a los demás, "sino de un sí a nosotros mismos".

"Yo que el PP estaría bastante preocupado porque el PSOE aspira a ganarle", añadió el presidente extremeño, para quien su partido debe ahora "recuperar un proyecto autónomo ganador" y no puede afrontar unas elecciones "pensando en ganarle a las encuestas o ganarle a Podemos, sino pensando en ganarle al PP".

Será difícil conjugar toda esa disparidad de criterios sin elevar la tensión del partido, ya al límite. Como medida cautelar, la composición de la gestora se efectuó considerando a los sectores "sanchistas", pero optando por personas "con las que hay entendimiento" y de federaciones menos marcadas, reconocieron fuentes conocedoras del proceso de elección. En última instancia, la posibilidad de unas terceras elecciones con un candidato de urgencia tampoco está fuera del horizonte.

Todo dependerá de cómo afronte el PSOE las necesarias conversaciones con el PP. Los populares ya apuntan que no bastará con una hipotética abstención de los socialistas, sino que reclamarán garantías de estabilidad que no dejasen a ese futuro gobierno de Rajoy en precariedad; es decir, que exista un compromiso de apoyo presupuestario y de las estrategias económicas ante las exigencias de la Unión Europea. Otra dificultad añadida, el calendario para negociar con Rajoy no es amplio, ya que el plazo para resolver si habrá investidura o terceras elecciones se agota este mes.