Pedro Sánchez ha hincado la rodilla y dimitido dos años y medio después de que fuera proclamado por sorpresa el relevo de Alfredo Pérez Rubalcaba, Sánchez. Quien fue el primer secretario general elegido directamente por los militantes (en primarias), ha pasado a ser destronado en poco más de seis meses, taponado, por utilizar el argot del baloncesto, su pasión deportiva como alero que fue del Estudiantes.

Sánchez (Madrid, 1972), licenciado en Económicas, es padre de dos niñas con su mujer, Begoña Gómez: Ainhoa, de 10 años y Carlota, de 8. El líder del PSOE contrajo matrimonio con su esposa en 2006 en una ceremonia oficiada por la exministra Trinidad Jiménez, a la que considera su madrina política.

Hasta su elección como secretario general, Sánchez no había sido lo que se considera un hombre de partido. No había desempeñado cargos orgánicos de relieve, aunque fue concejal en el Ayuntamiento de Madrid y luego diputado nacional. Tras abandonar Rubalcaba el liderazgo del PSOE en 2014 ante los malos resultados en las elecciones europeas (las de la irrupción de Podemos), muchos fueron los que pidieron nuevas caras que lideraran un partido en horas bajas. Pedro Sánchez se presentó y ganó con el apoyo de los socialistas del Sur mientras buena parte de los del Norte se inclinaba por el vasco Eduardo Madina. En febrero de 2015, vivió una primera crisis al destituir a Tomás Gómez como secretario general del PSOE en Madrid, sustituyéndole por una gestora. Tras cinco citas electorales con resultados históricamente bajos (unas autonómicas, dos generales y las gallegas y vascas recientes), a él también le sustituye una gestora. Le han taponado ahora dirigentes del Norte y del Sur. Muchos de ellos hombres y mujeres del partido.

Sánchez compareció ante la prensa tras su dimisión y aprovechado para hacer un llamamiento a la militancia del PSOE, a los "socialistas de corazón, con o sin carné", para que "hoy más que nunca" estén orgullosos de militar en el partido. Con semblante serio recordó que, como dijo ayer, él no puede "administrar" una decisión que no comparte porque sus padres le enseñaron que "lo más importante es sostener la palabra" y defender sus convicciones. Admitió un debate con "mucho acaloramiento" y prometió su "apoyo leal" a la gestora, el mismo apoyo leal que "siempre" ha pedido y que dijo haber tenido "en muchas ocasiones" en los últimos dos años. Sánchez se marchó sin aceptar preguntas.